El turno

La lección de Zaragoza

JORDI MERCADER

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No creo que el PSC vaya a reencontrar la centralidad política y social con su apuesta por la continuidad con caras rejuvenecidas.Einsteinya lo enunció: los problemas no se resuelven aplicando las fórmulas que los han creado. Pero esta verdad no es obstáculo para valorar en lo que vale la lección táctica deJosé Zaragoza.Su reto no era ganar el congreso, que lo tenía ganado desde el momento en el que se eligió a los delegados convenientes, sino evitar una victoria a la búlgara, un error que habría dañado seriamente el mensaje renovador.

Para ello eran precisas algunas maniobras. Ante todo, había que personalizar el monumental fracaso en alguien, y ese alguien fueJosé Montilla,quien abandonó el escenario cargando con todas las culpas de los allí presentes. Una crucifixión por voto secreto para relajar a los congresistas. Luego, en forma de concesión a los minoritarios, se accedió a una votación preliminar de los candidatos a primer secretario. Ejecutada sin sangre y con tiento para no ahondar en el descontento de los perdedores, tuvo los efectos disuasorios buscados para que se viera que no había aventura posible. Una demostración de control que aseguraba una única lista para la nueva ejecutiva, el gran objetivo del congreso: exhibir unidad e integración como credenciales de la nueva dirección. El miedo a la derrota combinado con la tentación de una silla en la dirección hizo el resto.

Eficacia de balance incontestable. La renovación creada en torno aPere Navarro resulta elocuente, basta con leer la nómina de dirigentes. Los catalanistas, desorganizados como siempre y entretenidos con unas primarias para jefe de la oposición, pierden credibilidad.Chacónse asegura para sus planes que el PSC seguirá siendo el PSOE. YZaragoza, en Madrid, trabajando paraCarmen. Pero en la capital el minoritario será él.