La clave

La infantería de los mercados

JOAN MANUEL PERDIGÓ

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La muerte, la semana pasada, del becarioMoritz Erhardtdel Bank of America tras una extenuantejornadalaboral de 72 horas ha provocado una gran conmoción. El pasado sábado, tres exbecarios de la City londinense explicaban en este diario las durísimas condiciones de trabajo de los grandes centros financieros, donde talentos recién licenciados y reclutados por todo el mundo gestionan miles de millones que exigen una alta rentabilidad.

Tras el estallido de la crisis hemos identificado a los banqueros como principales responsables del estropicio, en clara connivencia con una dócil clase política. El cine, con películas comoInside job, Margin call o El capital,ha contribuido a desnudar la lógica del sistema. Nos hemos quedado con la imagen de los implacables tiburones de las finanzas, inaccesibles en la última planta de sus infinitos edificios, pero nos han pasado por alto las plantas intermedias, donde habita una legión de analistas que gestionan carteras multimillonarias. Son los peones de un sistema difícil de entender, que en buena lógica pueden parecer los nuevos hiperexplotados. ¿Pero es exactamente así? EnMargin call,inspirada en la caída de Lehman Brothers, un analista de 23 años reflexiona: «El año pasado gané 250.000 dólares enbonus. ¿Por qué? Porque juego con números en la pantalla para que unos adictos al riesgo cojan esa información, finjan que la entienden y apuesten contra otro en otra parte del mundo. Al final del día, unos ganan y otros pierden». Esa es la lógica que mueve a una infantería de los mercados que trabaja hasta la extenuación, no por un salario, ni siquiera por los primerosbonus, sino por escalar una muy selectiva pirámide. «Si tu trabajo no es de los mejores, tu porcentaje de la prima se lo lleva otro que haya trabajado mejor», escribeDaniel Lacalle, un gestor dehedge fundsde la City, en su exitoso libro Nosotros, los mercados.

La lógica

Podemos llorar por todos los explotados y por los millones de parados del mundo, pero no nos confundamos. La infantería de los mercados ha asumido las duras reglas con que se juega en esa división. El éxito o el fracaso de cada uno resume la implacable lógica del sistema.