GEOMETRÍA VARIABLE

La humillación del 'cul de sac'

Es ridículo exigir la independencia y no ser capaces ni de formar Govern

JOAN TAPIA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

De entrada les diré que, como comentarista de un diario plural, intento que mis análisis sean lo más objetivos posible. No trato tanto de expresar mi opinión --que también-- como de colegir el futuro razonable.

Pero estos días no logro evitar cierto sentimiento de indignación. Hace unos meses --por segunda vez en tres años y sin ninguna necesidad-- el 'president' decidió convocar elecciones anticipadas que bautizó como plebiscitarias. Debían sustituir al referéndum que Madrid no autorizaba. Mi sorpresa fue mayúscula cuando Artur Mas afirmó --impasible el ademán-- que el independentismo había ganado con el 47,8% de los votos.

¡Increíble que un plebiscito lo gane el 48%! Adujeron que habían ganado porque gracias a una ley electoral no catalana --que el Parlament de Catalunya, con todas las competencias, ha sido incapaz de enmendar en 35 años y que hace menos iguales a los ciudadanos de Barcelona que a los de Lleida o Girona-- tenían 72 diputados sobre 135, mayoría absoluta. Acertaban. Habían ganado las autonómicas pese a perder el plebiscito. Podían gobernar e incluso impulsar la reforma estatutaria que, según el Estatut del 2006, exige una mayoría de dos tercios de los diputados.

No. Me volvieron a corregir. La mayoría absoluta estatutaria permitía enterrar el Estatut y pedir la independencia por el mandato democrático del 47,8%. Se me empezó a poner cara de tonto pero…

El primer deber del Parlament es elegir un 'president'. Pero 'som com som' y lo primero aquí ha sido votar una resolución rupturista --un preaviso de declaración unilateral de independencia (DUI)-- que insta al futuro Govern (inexistente) a no acatar la legislación española, ignorar las resoluciones del Tribunal Constitucional, obedecer solo las leyes catalanas e iniciar el trámite en un máximo de 30 días de tres leyes que implican el divorcio de España.

¿No es esta resolución una agresión al Estado de derecho, descabellada además al estar bajo un Govern en funciones? Luego, cuando Mas dijo en sede parlamentaria que aceptaba ser despedido en nueve meses si su gestión no era aceptable para Baños, se descubrió el pastel. La resolución era solo la condición necesaria --aunque por lo visto no suficiente-- para que los anticapitalistas permitieran la investidura del candidato 'business friendly' del 2010.

En política casi todo es válido, pero disparar contra el Estado sin antes tener Govern (precisamente para que haya Govern) y que dos meses después de la 'victoria' del 27-S sigamos sin Govern es un disparate monumental. Algo quizá propio de una asamblea de facultad, pero ridículo.

Luego, cuando el ministro Montoro --con su conocida habilidad que le ha hecho ser llevado a los tribunales por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (cuyo presidente ha sido nombrado por Rajoy)-- contesta con medidas de retorsión sobre el control del gasto catalán, se proclama con acritud que Catalunya es víctima de una humillante agresión institucional que daña a todos los catalanes.

Quizá sea así y Rajoy no ha mostrado ninguna voluntad de diálogo en la legislatura. Pero hoy mi sentimiento de humillación viene tanto de los que instaron una sentencia de rechazo a un Estatut aprobado de acuerdo con las leyes como de los que proclaman que Catalunya sería la Holanda del sur si no dependiera de España como de los que 60 días después del 27-S no han sido capaces ni de formar Govern. Y que dilapidan esfuerzos poniendo velas a un partido quizá interesante como fenómeno de protesta pero antisistema y carente de toda solvencia gubernamental. A Catalunya no le interesa este 'cul de sac' al que la están condenando.