La historia interminable no acaba aquí

RAFAEL VILASANJUAN

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Un rechazo abrumador, pero ¿a quién beneficia el resultado? ¿A Alexis Tsipras o a Grecia? No hay duda que el primer ministro ha salido airoso y ha recogido los votos de sus partidarios y además los de todos aquellos griegos que se sienten víctimas. Sin embargo, un resultado sustancial de rechazo ni aporta soluciones al problema griego, ni tampoco parece probable que acabe cerrando un proceso de negociación interminable.

El problema de esta consulta es que no permitía posturas ganadoras, solo dividir a la sociedad griega por un  o un no, sin que ni uno ni otro aportaran una opción de futuro mejor. Aunque Tsipras respire tras haberse jugado el cargo, la salida del laberinto no será muy diferente.

La culpa de haber llegado hasta aquí es mutua. El desencuentro entre Europa y el Gobierno heleno es consecuencia de esfuerzos por las dos partes. En el lado griego es imposible poner en práctica la política por la que Tsipras fue elegido sin salir del euro; en el europeo se intuye que con estos interlocutores cada nuevo paso conduce a un camino sin salida. Pero el referéndum, lejos de acercar posturas, ha partido a Grecia y a Europa por el eje y solo deja un rastro de perdedores.

Pierde Grecia, que se asoma al precipicio; pierden sus ciudadanos, hayan votado en un sentido o en otro, y por supuesto pierde su gobierno, cuya capacidad de negociación está atada a una pregunta incomprensible y a un resultado que ya habían rechazado sin necesidad de consulta. Pero pierde también Europa, y sobre todo los que forman parte de una unión monetaria que parecía fuerte; se debilita el euro y por supuesto también todos los ciudadanos de los países que lo llevamos en el bolsillo. Ese es el resultado y en parte también el reto que amenaza a Europa.

Posición estratégica

¿Qué va a cambiar ahora? ¿Se puede llegar a un acuerdo? Tsipras ha ganado su batalla, pero no parece tan evidente que haya ganado la de Grecia. El drama no ha hecho más que complicarse. Para algunos actores puede ser el inicio de la salida griega del euro. Pero no es tan sencillo. Grecia sigue siendo importante para Europa al menos en dos aspectos: su posición estratégica en el sur de los Balcanes, como puerta hacia Turquía y Oriente Próximo y porque una salida traumática daría alas a todos los que quieren debilitar la UE en cada uno de sus países.

Por eso es probable -tal vez incluso deseable- que la historia continúe. De nuevo largas jornadas de negociación. Los griegos son expertos en el uso de la retórica para alargar un drama hasta hacerlo épico. Ahí estamos precisamente ahora. Las musas griegas cantarán la victoria de sus víctimas, pero si en esta batalla pierden el rumbo, es probable que no encuentren un camino de retorno. Por eso si de verdad la UE considera que Grecia es un socio importante, más que continuar con esta historia interminable, ahora toca redactar el epílogo: un acuerdo que avance en la línea de las reformas necesarias sin humillar, en vez de abrir una historia nueva de final imprevisible.