Geometría variable

La clave está en el Véneto

JOAN TAPIA

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Hoy será, pese a la primavera, un día gris. Por una parte, Mariano Rajoy -o quien designe-, vestido con piel de cordero, ofrecerá diálogo a Catalunya. Pero él atizó el incendio con su miope actitud ante el Estatut (para cargarse a José Luis Rodríguez Zapatero). Luego saldrá Alfredo Pérez Rubalcaba a ofrecer la apertura de un proceso de reforma federal de la Constitución. Vale, pero estamos aquí porque Zapatero y el PSOE no supieron pilotar -les tocaba porque eran el Gobierno de España- la negociación del Estatut. Lo mínimo que cabe esperar de los dos, más de Rajoy que de Rubalcaba -no es lo mismo cargarse un Estatut que coger miedo al defenderlo-, es propósito de enmienda. Y un poco de ceniza, ya que estamos en cuaresma. Aunque oyendo ayer a María Dolores de Cospedal, de ceniza, nada.

Juan José Ibarretxe supo dar la cara. Catalunya quedará peor porque envía a tres tenores de segunda (excepto Joan Herrera, que lidera el quinto partido catalán) a defender la propuesta de una heteróclita mayoría que no llega a los dos tercios para exigir la consulta como asunto de vida o muerte. Además, no reconoce que por una pelea algo infantil entre ERC y CDC (por ver quién tenía más músculo nacionalista) y por el ausente liderazgo del PSC también tiene algo de culpa en el fracaso del Estatut. Y proclama que España le resta autogobierno, pero ha sido incapaz en 34 años de hacer una ley electoral.

Lean el artículo de ayer de Germà Gordó (conseller discutido pero inteligente) recordando que la Mancomunitat -el domingo se celebró el centenario- «fue nuestra primera victoria nacional desde 1714» y «la primera estructura de Estado después de la derrota de 1714». ¿Por qué, pues, la gran campaña publicitaria recuerda los 300 años de una derrota y no el centenario de una victoria? ¿Por qué se ningunean los «instrumentos de Estado» de la Generalitat, que son muchos más -y más fuertes- que los que tuvo nunca Prat de la Riba? Catalunya plantea hoy una cuestión a la que sabe que le dirán que no cuando los que la exigen (salvo Herrera, que no sabe muy bien dónde está) lo que quieren es la independencia, que -en mi escéptica opinión- es casi un imposible y, en todo caso, tendría costes materiales -y seguramente morales- altos.

Otro conseller, el de Economia, parece creer que la independencia acabará triunfando porque se convertirá en un problema interno no de España, sino de Europa. Ese es el error. Creer que la intervención de la UE en un contencioso Catalunya-España que vaya a palabras mayores sería beneficioso es arriesgado. Hasta ahora, todos los países han preferido evitar a aquellos que el castizo Cristóbal Montoro califica de «hombres de negro». Además, Europa no es un dios justo y equitativo, sino que tiende a soluciones de bajo coste (Ucrania). Tercero y principal, porque la UE -con sus virtudes y defectos- es una unión de estados, lo que conlleva dos consecuencias. Una, que la Constitución española -que CiU firmó con entusiasmo- y la italiana están ahí. Dos, que los estados, por ley física, tienden a protegerse y a actuar incluso como sindicato de socorros mutuos.

Y hoy la UE tiene ya suficientes problemas como para abordar ampliaciones sucesivas fruto de la partición de estados. Lo de Escocia preocupa, pero es que Gran Bretaña -en la que suben los partidarios de un referendo para abandonar la Unión- ha sido siempre una cruz. Lo de Catalunya sería un precedente. La República de Venecia fue un relevante Estado durante 1.100 años y ahora el Véneto -con la misma renta per cápita que Catalunya, el mismo diferencial con la media estatal y, según dicen, 21.000 millones de déficit fiscal (Catalunya, 16.000)- está organizando referendos independentistas por la red. Y su presidente, Luca Zaia, afirma que si Catalunya es independiente, el Véneto también.

¿Cree alguien que Alemania y Francia van a aplaudir que Catalunya y el Véneto hoy, Euskadi y Lombardía después, sean nuevos estados de la UE? ¿Por qué españoles y catalanes no dejamos de hacer psicodramas y trabajamos para hacer la casa común un poco más habitable?