La batalla de Barcelona marcará el proceso soberanista
Una derrota de Xavier Trias a manos de Ada Colau y un mal resultado de ERC debilitarían aún más la vía independentista
José A. Sorolla
Periodista
JOSÉ ANTONIO SOROLLA
La batalla del Ayuntamiento de Barcelona se libra entre el actual alcalde, Xavier Trias (CiU), y Ada Colau, que encabeza la candidatura Barcelona en Comú (BC), integrada por un partido clásico, ICV, y por las formaciones emergentes Guanyem Barcelona, Podemos, Procés Constituent (del profesor Arcadi Oliveres y la monja Teresa Forcades) y la ecologista Equo. Las encuestas discrepan sobre el ganador, pero todas coinciden en dar posibilidades solo a estas dos listas.
La última encuesta conocida es la publicada el lunes por El Periódico de Catalunya, la primera hecha dentro de la campaña, que otorga la victoria a Trias (con 10/11 concejales, 3 o 4 menos que ahora), seguido por Colau (8/9, 3 o 4 más de los que tiene ahora ICV). El sondeo publicado por La Vanguardia el 3 de mayo también daba el triunfo a Trias, con los mismos asientos en el pleno, pero con mayor ventaja sobre Colau, que se quedaba en 7. Sin embargo. el CIS, en un estudio más antiguo, elaborado entre el 1 y el 12 de abril, distanciaba a Colau, vencedora con 11 concejales, de Trias, que obtenía 8, con una pérdida de 6, casi la mitad de los que tiene.
En cualquier caso, la batalla está muy abierta y en ella no solo se enfrentan dos modelos de ciudad, sino que se juega también buena parte del futuro del proceso soberanista. CiU no ganó las elecciones municipales en la capital de Cataluña hasta 2011, beneficiándose del desgaste de los 32 años de gobiernos municipales encabezados por el PSC y del desprestigio de los dos gobiernos tripartitos (PSC, ERC, ICV) que desalojaron a Convergència i Unió de la Generalitat entre 2003 y 2010.
Dos modelos
Trias se encontró una ciudad hecha, asentada en la cohesión social y el desarrollo de los servicios públicos, con gran prestigio internacional y saneada financieramente. La Barcelona de Narcís Serra y Pasqual Maragall había conseguido reducir las diferencias sociales, rehabilitar las zonas más degradadas y dignificar los distritos más alejados del centro mediante la política de monumentalización de los barrios diseñada por Oriol Bohigas. Aunque con más claroscuros y diversos errores, Joan Clos y Jordi Hereu continuaron esa política, y el último alcalde socialista entregó a su sucesor, Xavier Trias, una ciudad de las menos endeudadas de España.
Trias, que llegó a la alcaldía con aires socialdemócratas, ha acentuado la política de privatizaciones y de predominio de la iniciativa privada sobre la pública ya reprochada a sus dos predecesores por ICV y ha deteriorado los servicios sociales como consecuencia de la crisis y del cambio de prioridades. Ha invertido sobre todo en los barrios que le votan (Diagonal, paseo de Gràcia, etcétera) y se ha convertido en banquero de la Generalitat prestando dinero a un Govern asfixiado financieramente.
Frente a esta política se enfrenta ahora con posibilidades de victoria la candidatura más radical, la que integra el modelo de ciudad defendido por ICV y por los partidos emergentes, opuestos a cualquier privatización, con una líder, Ada Colau, surgida de las movilizaciones contra los desahucios de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). El constructor del modelo pervertido por Trias, el PSC, no tiene posibilidades de ganar, según las encuestas, que le conceden entre 5 y 7 concejales (ahora dispone de 11).
Trias, independentista
Pero Barcelona no solo decide si una lista alternativa accede a la alcaldía (es la única de los nuevos partidos que parece tener posibilidades de victoria en una gran ciudad), sino que el resultado orientará el futuro del proceso soberanista. Trias, que se ha pasado semanas desvinculando las elecciones municipales del debate independentista, porque necesita el voto moderado para derrotar a Colau, al final ha sucumbido a las necesidades del proceso.
El pasado jueves, Trias firmó el documento de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), en el que se compomete a apoyar el proceso soberanista, colaborando con el Govern "en la gestión de la constitución del Estado catalán superando incluso las trabas que pogan los poderes del Estado español". Garantiza además la adhesión de Barcelona a la Associació de Municipis per la Independència (AMI), la entidad que, junto a la ANC y a Òmnium Cultural, moviliza a la gente en favor de la independencia.
Colau, que votó un doble sí el 9-N por razones de protesta y oportunidad política, nunca se ha declarado nacionalista ni independentista y ha prometido que, bajo su gobierno, Barcelona solo se adherirá a la AMI si así lo deciden los ciudadanos en una consulta específica.
La importancia del triunfo de Trias para que el proceso soberanista no acabe de naufragar fue destacada por el propio Artur Mas en la apertura de la campaña electoral. Algunos analistas próximos a Convergència creen incluso que si CiU pierde le alcaldía de Barcelona no hará falta esperar al resultado de las elecciones del 27 de septiembre para certificar el fracaso.
Decisiva ERC
Por esta razón, es decisivo también el resultado que obtenga ERC en la capital catalana. Después de haberse impuesto en las elecciones europeas en la ciudad y de meses en que se presentaba como favorita, las encuestas le otorgan entre 4 y 5 concejales (ahora tiene dos, pero doblarlos sería un fracaso dadas las expectativas). Si ERC se convierte en la quinta (La Vanguardia) o sexta fuerza política (El Periódico y el CIS), la crisis en el partido republicano está cantada.
Una crisis que afectaría al líder, Oriol Junqueras, pues no en vano todo el aparato del partido se empleó a fondo para que el aún diputado en el Congreso Alfred Bosch se impusiera en las primarias al otro aspirante, Oriol Amorós, con mucho mayor conocimiento de la ciudad que el elegido. Es ya un lugar común en Barcelona que a Bosch no le apetece ser alcalde (ha seguido en el Congreso hasta el final, pese a ser candidato a la alcaldía) y su segundo es el actor Juanjo Puigcorbé, que vive en Madrid.
Si el resultado de ERC no alcanza para formar una mayoría independentista con Trias, será otro factor que debilitará el proceso soberanista en un momento en que, según la última encuesta publicada sobre el asunto, los contrarios a la independencia (47,9%) superan en más de cuatro puntos a los partidarios (43,7%), y en que solo una minoría (24,4%) aceptaría que la hoja de ruta se aplicara con el único apoyo de la mitad más uno de los diputados del Parlament, opción que defienden tanto Mas como Junqueras.
Este artículo ha sido publicado en 'Zoomnews
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