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Tómate la pastilla, Kanye

kanye west  Y donald trump

kanye west Y donald trump / periodico

RAMÓN DE ESPAÑA

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Nada más salir del sanatorio en que lo había ingresado su mánager, preocupado por una conducta errática que amenazaba con resultar ruinosa -el hombre llevaba unos cuantos conciertos en los que dejaba de cantar para soltar unos monólogos delirantes sobre los temas más pintorescos, incluyendo su voluntad de presentarse a presidente de EEUU, lo cual llevó a muchos de los asistentes a exigir que se les devolviera el dinero de la entrada-, Kanye West se ha ido a ver a Donald Trump. Francamente, si esa es su manera de demostrar que ha recuperado la cordura, que Dios le conserve la vista.

A Trump la cosa le ha venido muy bien, pues no anda muy fino en el campo intelectual y cualquier creador con dos dedos de frente lo detesta, debiendo conformarse con el apoyo de personajes como el actor Steven Seagal -el hombre que colecciona pasaportes de países del Este: ¡ya tiene el serbio y el ruso!- o el rockero extremista Ted Nugent, que no ha dado pie con bola desde que abandonó a su grupo, los Amboy Dukes. En ese sentido, Kanye es un fichaje de primera, aunque el pobre no parezca estar pasando por su mejor momento mental. Lo importante es que el rapero lo admira y quiere seguir su ejemplo, en una variante sin gracia de cuando David Bowie, hasta las trancas de cocaína, se volvió loco y anunció su deseo de convertirse en dictador de Gran Bretaña.

La ventaja de Kanye es que, después de que alguien como el Donald llegue a presidente de la nación más poderosa de la tierra, todo es posible. Si la primera dama es una estríper eslovena, ¿por qué no podría serlo una 'celebrity' cuya pasión fundamental consiste en enseñarle el culo a todo el mundo constantemente? Después de Melania, Kim Kardashian no haría tan mal papel. Y hasta Kanye, a quien sus admiradores consideran un genio del pop, podría significar un alivio para el sufrido votante estadounidense.

Cuando Ronald Reagan llegó a presidente, creímos que el noble pueblo norteamericano no podía caer más bajo, pero se superó a sí mismo con George W. Bush y nos ha dado a todos una brillante lección de idiocracia al instalar en la Casa Blanca a un empresario turbio que está montando su gobierno con lo peor de cada casa. ¿Kanye, presidente? ¿Por qué no?