DOS MIRADAS

¿Jugamos?

Conviene que los niños se maquillen y que las niñas se entretengan con monstruos cavernícolas. Bienvenidos a la educación no sexista. ¿Por algún sitio hay que empezar, no?

La pareja de lesbianas de 'Doctora juguetes'

La pareja de lesbianas de 'Doctora juguetes' / periodico

Josep Maria Fonalleras

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Llega la época de los catálogos de juguetes para niñas y niños. Es uno de los primeros avisos de la Navidad que se acerca. Y, como ocurre cada año, en la mayoría de las ofertas hay niños que suben a un coche y niñas que arrastran un cochecito. Niñas que juegan con su muñeca y niños que chutan una pelota. Niñas que lo tienen todo de color rosa y niños que ríen con la virilidad cromática del azul. Pero no todos los catálogos en cuatricromía son así.

Desde hace poco –y este año aún con más intensidad– hay empresas como ToyPlanet que han decidido romper con los estereotipos. Lo ha dicho el director general de la compañía: «Algunos nos acusan de forzar la igualdad, con más niños que niñas que juegan a las muñecas. Con la de cambios que necesita nuestra sociedad, es mejor pecar por exceso que por defecto». Y así lo hacen. Niños ufanos que tratan con cuidado a sus muñecas, y niñas que visten de bomberas o que manejan una llave inglesa de mentira, como si fueran mecánicas. En el juego mimético, los roles están definidos y muchos ayudan a confirmar este estado de las cosas con entusiasmo comercial.

Pero no, señores, el mundo es otra cosa y conviene que los niños se maquillen y que las niñas se entretengan con monstruos cavernícolas. «Nuestros catálogos serán necesarios mientras haya personas que los miren con cara de sorpresa», dicen en ToyPlanet. Bienvenidos a la educación no sexista. ¿Por algún sitio hay que empezar, no?