Dos miradas

Juegos infantiles

Ahora hay mucho revuelo en EEUU con el último producto de Toys R Us para la campaña navideña

JOSEP MARIA FONALLERAS

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Yo jugaba a madelmanes. Había muñecos vestidos de buceadores y de espeleólogos, de sanitarios y de mecánicos, de zapadores y de aventureros polares. El hecho, sin embargo, es que muy pocas veces el espeleólogo bajó a una cueva y el buceador nunca descubrió escondites marinos. Mis madelmanes hacían de todo menos lo que estaba previsto en las instrucciones. Con los esquís del explorador reconstruía los saltos de Año Nuevo que veía en la tele, y, una vez terminada la competición, con los otros muñecos montaba un partido de fútbol.

Ahora hay mucho revuelo en EEUU con el último producto de Toys R Us para la campaña de navidad. Son las figuras de Walter White y de Jesse Pinkman, los fabricantes de metanfetamina en Bracking Bad, los que se inventan los cristales de color azul en la furgoneta de Albuquerque y en el almacén de Los pollos hermanos. Se venden por 14 dólares con trajes de protección fluorescente, como en la serie, con trajes de calle y con trajes de Heisenberg, es decir, la personalidad de White cuando deja de ser profesor de química para convertirse en delincuente. En la maleta minúscula que lleva, de juguete, hay dinero, una pistola y un par de bolsitas de metanfetamina. Quizá no es el mejor regalo para un niño, de acuerdo, pero ¿qué va a hacer, el niño, con los traficantes? Quizá acabará imaginándose que son médicos que luchan contra el ébola. O químicos que juegan con moléculas. Los niños son así.