EDITORIAL

Jubilados en la universidad

Aumentan los ancianos que se matriculan para cursar estudios superiores

ACTIVO Peter Engel en su domicilio de Barcelona, donde trabaja en una próxima campaña de excavaciones.

ACTIVO Peter Engel en su domicilio de Barcelona, donde trabaja en una próxima campaña de excavaciones.

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Los avances médicos y el consiguiente aumento de la esperanza de vida tienen como consecuencia la aparición de una nueva generación de jubilados, en la setentena e incluso la ochentena, que no se consideran ni se sienten viejos y que quieren continuar llevando una vida activa y plena. Algunos de ellos optan por matricularse en la universidad, y afrontan una carrera universitaria por el placer o el reto de completarla, con la tranquilidad que da saber que no se trata de estudiar para construirse un futuro mejor sino para el propio crecimiento personal.  Las cifras indican que en los últimos años ha aumentado en un 32% en Catalunya la cifra de personas mayores de 65 años que cursan estudios universitarios, sobre todo en el ámbito de las Humanidades. 

Esta tendencia debe ser incentivada. Por un lado, es una espléndida salida para aquellos jubilados que ni quieren ni pueden apartarse de la vida activa. Hoy son muchas las personas que llegan a los 65 años es un buen estado de salud físico y mental, y que sienten que aún tienen mucho que aportar y que aprender. Es nuestra responsabilidad como sociedad construir oportunidades para que puedan seguir llevando una vida plena. Además, la coincidencia en las aulas universitarias de las generaciones jóvenes y de estos nuevos abuelos-estudiantes brinda una gran oportunidad para construir un diálogo intergeneracional. Su presencia, lejos de ser percibida en los campus como un cuerpo extraño, debe ser más que bienvenida.