Tribuna Barcdelona / Foro de opinión de EL PERIÓDICO

Juan Luis Arsuaga, codirector de Atapuerca: "Nunca hemos dejado de ser monos"

El paleontólogo insiste en que ningún científico discute los postulados de Darwin

A. MADRIDEJOS / S. GONZÁLEZ
BARCELONA

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"En la ciencia no hay ningún debate sobre las ideas de Darwin. No lo hay ahora y ni siquiera lo hubo en su tiempo", respondió ayer el paleontropólogo Juan Luis Arsuaga a quienes pregonan lo contrario o simplemente muestran dudas. A Arsuaga, catedrático de la Universidad Complutense y codirector del yacimiento de Atapuerca, le molesta especialmente que se pueda discutir una teoría --no una hipótesis-- tan consolidada. "Darwin los convenció a todos de inmediato", dijo durante una conferencia pronunciada en el foro de debate Tribuna Barcelona.

Arsuaga añade a sus trabajos en paleontología una faceta divulgadora que se traduce en libros de gran éxito y conferencias. La de ayer le era muy de su agrado, pues estaba dedicada a Darwin y el darwinismo. No escondió su admiración. El codirector de Atapuerca empezó por dejar las cosas claras: se dice a menudo que Darwin revolucionó a sus coetá-

neos por proponer enEl origen de las especies(1859) que los humanos vienen del mono, "pero eso es rigurosamente falso --explicó--. No hay ninguna mención en este sentido. Simplemente dijo que el libro arrojaría luz sobre el origen del hombre y su historia". Ni siquiera aparece exactamente así en su obra posteriorEl origen del hombre(1871).

SUBVERSIVO

Si las ideas del naturalista británico fueron subversivas fue por otro motivo, prosigue Arsuaga: "Darwin dice que somos monos, que nunca hemos dejado de serlo y, en definitiva, que somos animales". Una cosa es venir del mono y otra muy distinta es compartir humanidad con los simios. Las ideas de Darwin tuvieron tanto empuje que hoy impregnan todos los ámbitos del saber, desde la psicología y la moral hasta la economía y la medicina. "No solo está vivo, sino que sus ideas se siguen expandiendo", insistió.

La evolución de las especies era una idea muy presente en su época, pero no como la propuso Darwin. De hecho, dijo el codirector de Atapuerca, las hipótesis evolucionistas estaban desprestigiadas "en el fango", como las definió su joven discípulo Thomas Huxley. Si el naturalista tardó mucho en publicar su teoría es justamente porque quería aportar pruebas y más pruebas. Cuando la hizo pública, Darwin era ya un veterano naturalista reputado por otras investigaciones. "Los convenció a todos de inmediato porque aportó datos irrefutables --prosiguió Arsuaga--. Los grandes descubrimientos, como la teoría de la tectónica de placas o la doble hélice del ADN, se suelen aceptar al instante". Es como si fueran una obviedad y faltara el genio que las expusiera.

"A los pocos meses de publicarse su obra capital, todos los científicos ya eran darwinistas", subrayó el conferenciante. Arsuaga destacó que incluso en la España de la época el darwinismo se empezó a enseñar pronto en las universidades. "En el entierro de Darwin en Westminster, en 1882, estuvo presente el embajador español", puso como ejemplo.

Darwin propuso una hipótesis --la evolución-- y especialmente el mecanismo que la hacía posible --la selección natural--. "Demostró que podía haber un diseño inteligente sin necesidad de un diseñador inteligente", resumió Arsuaga. Explicó la perfección de las especies sin necesidad de que hubiera una finalidad. Eso sí: aunque todo encajaba, los fósiles no le daban la razón. Sin formas de transición no se podría demostrar nada empíricamente. Y es allí donde la paleontología se convirtió en su aliado, presumió Arsuaga. Poco a poco, las pruebas fueron apareciendo y llenando las estanterías de los museos. El hallazgo definitivo aconteció en 1924, con Darwin muerto hace décadas, cuando en la actual República Surafricana se descubrió elniño de Taung,un australopiteco. Era un eslabón humano.