La clave

Jóvenes más machistas que sus padres

JUANCHO DUMALL

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Las mujeres casadas necesitaban, hasta años después de la muerte de Franco, el permiso de su marido para abrir una cuenta corriente en un banco. Es solo un ejemplo, y no el más sangrante, del papel de subordinación al hombre que se reservaba a las féminas en aquella sociedad autoritaria y ultracatólica. Llegó la democracia y se produjeron avances culturales muy importantes, entre ellos, los registrados en el terreno de la liberación de la mujer. Cambiaron los sistemas educativos y, poco a poco, la familia tradicional evolucionó hacia un modelo de más tolerancia con los hijos y de menos sumisión de las madres a los padres y de las hermanas a los hermanos.

Lo lógico era pensar que en la sociedad democrática el machismo iría reduciéndose progresivamente y que fenómenos como la impunidad de la violencia doméstica irían desapareciendo del paisaje. No solo no ha sido así -lo que demostraría que las prácticas abominables que están profundamente enraizadas en una comunidad no se esfuman solo con leyes- sino que diversos estudios detectan que los jóvenes de hoy son más machistas que sus padres.

Un trabajo hecho público el martes por el Centro de Investigaciones Sociológicas concluía que el 33% de los jóvenes españoles de entre 15 y 29 años consideran «inevitable o aceptable» la llamada violencia de control, esa por la cual los chicos indican cómo deben ir vestidas sus parejas, con quién pueden o no relacionarse y qué actividades pueden realizar. ¿Cómo es posible que una sociedad avanzada no haya sabido progresar hacia la igualdad? Sociólogos, educadores y psiquiartas tienen la palabra, pero sí pueden aventurarse algunas conclusiones.

Telebasura

La primera, que una asignatura como Educación para la Ciudadanía, sin ser la panacea, no sobraba. Segunda, una parte de la industria cultural -la telebasura, cierto cine para adolescentes, algunos géneros musicales- irradian modelos machistas con los que los jóvenes se identifican. La tercera, que el mundo digital permite una mayor presión sobre los individuos. Y la cuarta, que los valores de la igualdad no son suficientemente promocionados.