El PSOE no quiere suicidarse

Mario Jiménez, portavoz de la gestora y hombre de Susana Díaz, ha proclamado que el encuentro en Sevilla entre la presidenta de la Junta y Miquel Iceta era “un mensaje muy potente de cara al futuro” y que “los lazos entre el PSOE y el PSC son muy importantes y uno de los pocos puentes que todavía no han volado ni deben volar entre Catalunya y el resto de España”.

Vale. Y tras la entrevista Díaz-Iceta una de las pocas cosas que queda claras es que el socialismo andaluz y el catalán avalan el pacto PNV-PSE, uno de cuyos objetivos es un nuevo Estatuto de Euskadi a través del consenso interno y de la negociación con Madrid. Ambos dirigentes reafirmaron su apoyo al programa federalista de Granada, negociado por Alfredo Pérez Rubalcaba y Pere Navarro, y Díaz añadió que era urgente una reforma de la Constitución mientras Iceta afirmaba que el PSC sería neutral -los que votan son los militantes- en unas futuras primarias socialistas. Es algo obvio -en las últimas Iceta votó a José Antonio Pérez Tapias y Núria Parlon a Eduardo Madina- pero el líder del PSC, cuya valoración en la reciente encuesta del CEO ha subido casi un punto, lo tenía que repetir. El PSC es otro partido, no una corriente del PSOE.   

Miquel Iceta y Susana Díaz buscan pacificar las relaciones PSOE-PSC

En los últimos días hemos visto pues cierta armonía entre Idoia Mendia, la gestora, Díaz e Iceta. ¿Qué quiere decir este algo forzado entente?. Que dirigentes socialistas muy diversos son conscientes de que el espectáculo dantesco del asesinato político de Pedro Sánchez en el comité federal del 1 octubre ha sido la crisis más grave del socialismo. No se podía seguir por ese camino.

El PSOE no se quiere suicidar y el PSC ni quiere que el PSOE muera ni desea el divorcio. Cree que sin la complicidad de Ferraz es imposible superar la crisis catalana con más autogobierno. Y Díaz intuye que un líder del PSOE escogido en primarias sin la votación de los militantes del PSC no sería un buen candidato a la presidencia del Gobierno. Por descotando en Catalunya pero quizás tampoco en otras partes de España.

Pero no quererse suicidar es condición necesaria pero no suficiente para no hundirse. Y el PSOE tiene una larga lista de asignaturas pendientes. La relación PSOE-PSC siempre tendrá aristas. El divorcio del 1 de octubre no puede enterrarse de la noche a la mañana y el acto de Sánchez en València lo recuerda. Rajoy ha ganado porque ha sido más hábil y por los fallos de la izquierda, pero también porque su política económica de corte europeo ha acabado creando empleo. Podemos quiere 'pasokizarle' y es un duro contrincante porque expresa la irritación de la parte más débil de la sociedad española con la crisis (y eso pese a que Pablo Iglesias es un pequeño Robespierre). La socialdemocracia debe adaptar su discurso a la globalización. ahí está el fracaso de las promesas de François HollandeFrançois Hollande en Francia…

El PSOE y el PSC dicen ahora que no quieren suicidarse. Vale, pero además tendrán que trabajar duro y con inteligencia. Rajoy, triste y solo, les ha ganado la batalla del 2016.