Cuando el interregno puede llegar a agosto

Tanto Rajoy como Iglesias apuestan, por motivos distintos, por nuevas elecciones

Pedro Sánchez y Albert Rivera, en la firma del acuerdo en el Congreso.

Pedro Sánchez y Albert Rivera, en la firma del acuerdo en el Congreso. / periodico

JOAN TAPIA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Tras las dos fallidas investidurasfallidas investiduras de Pedro Sánchez dije que se abría un interregno hasta después de Semana Santa. Luego llegaría una negociación a cara de perro -como pasó en Catalunya cuando Anna Gabriel forzó la retirada de Artur MasAnna GabrielArtur Mas- para evitar la repetición de las elecciones el 26 de junio y la formación del gobierno hasta bien entrado el verano.

Esta Semana Santa hay una aparente normalidad. Si Bélgica estuvo más de 500 días sin gobierno… Pero sube la inquietud de fondo. ¿Y si el interregno llega hasta agosto y la nueva investidura coge a los españoles en las playas? El presidente del sensato (y conservador) Círculo de EmpresariosJavier Vega de Seoane, declaraba este lunes al primer diario económico que eso nos haría perder un 1% de PIB y 170.000 empleos: “Hay que decirles a los políticos que el empleo sufre si no se ponen de acuerdo”.

BRUSELAS SE INQUIETA

Bruselas se inquieta porque a finales de abril los gobiernos deben presentar sus planes nacionales de reformas y España no está haciendo los deberes. Sí, la prima de riesgo está tranquila, pero Standard and Poor's ha agravado la nota de bono basura de la deuda catalanabono basura e incluso el duro de Cristóbal Montoro se ha inquietado. Y Raúl del Pozo -la voz de la bohemia madrileña progre y al quite- escribe: “Hay entristecimiento político general, bilis negra, sombrías ofuscaciones. El comportamiento de los políticos [...] provoca cabreo”.

Ahí estamos. Algún pacto de gobernabilidad PP-PSOE es un imposible por el feroz enfrentamiento de los dos partidos desde antes de la llegada de José María Aznar al poder en 1996, agravado luego tras los atentados de Atocha y las tres guerras atómicas del PP contra José Luis Rodríguez Zapatero: Estatut, negociación con ETA y crisis económica. Encima el PP está aislado por la espectacular explosión cuando se tambalea su poder de sus casos de corrupción. Sin un nuevo paso por las urnas no es planteable nada similar a una gran coalición. Rajoy sabe que con este Parlamento es hombre muerto y apuesta a, como mínimo, repetir resultados. Cree que entonces sus pecados habrán sido amnistiados por las urnas y que todo será más fácil.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"Sin un nuevo paso","text":"\u00a0por las urnas no es planteable nada similar a una gran coalici\u00f3n"}}

Este esquema puede irse al traste si Podemos se abstiene -que es lo que el PSOE quiere- y Sánchez logra ser investido. Pero esa abstención parece cada día menos probable. Quizás el miércoles haya cumbre Sánchez-Iglesias, pero el líder de Podemos ya ha dejado claras dos cosas. Primera, que sabe que el PSOE no renunciará al pacto con Ciudadanos para lanzarse a la aventura de un gobierno casi paritario con la extrema izquierda. Segunda, que su objetivo es más sustituir al PSOE como referente de la izquierda que echar ya al PP de La Moncloa.

Pablo Iglesias podía haber dejado un resquicio abierto a una negociación dura y espinosa, pero al disparar contra las señas de identidad socialistas (Felipe González), hacer una enmienda a la totalidad al proyecto de Sánchez (el pacto con Albert Rivera) y arremeter ahora contra el algo mas pragmático equipo de Íñigo Errejón, su lenguaje corporal proclama que el enemigo a batir es el PSOE. Quiere conseguir que Podemos sea la única alternativa a la derecha, como hizo Alexis Tsipras en Grecia aunque parece que Sánchez no se quiera enterar.

¿Pueden cambiar las cosas antes de la fecha límite del 3 de mayo? Solo si los sondeos que Iglesias se crea dicen con claridad que Podemos desciende (tiende a pensar que como ocurrió en la del 20-D subirá en campaña) puede variar su enfoque. Y concluir que gobernar con 90 diputados, el apoyo limitado de los 40 de Rivera, la ira desencadenada del PP y sus diarias denuncias, tampoco sería un camino de rosas para el líder socialista.