Análisis

Italia, siempre 'al dente'

IOSU DE LA TORRE

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Italia ha escrito alguna de las páginas más gloriosas en la historia de los Mundiales. Y también de las más vergonzosas. La dentellada de Luis Suárez sitúa a la azzurra en medio de trifulcas bien sonoras, de las que dan varias vueltas al planeta gol, de las que no se olvidan. El cromo mordido de Giorgio Chiellini se suma a los de Mauro Tassotti y Marco Materazzi, gladiadores en los mundiales de 1994 y 2006.

The italian conection.¿Tassotti? Podría comentar sus virtudes nuestro Luis Enrique: el defensa fue autor del codazo que le reventó la nariz en aquel duelo que apeó a la España de Clemente en los cuartos de final en EEUU. Aún perdura la imagen del hoy entrenador Barça sangrando ante un árbitro ciego. A posteriori, la FIFA sanciónó con siete partidos a Tassotti.

¿Materazzi? La dialéctica macarra del defensa con Zidane, en la final de Berlín, dejó a Francia con 10 y a Italia con la Copa del Mundo. Qué se dijeron para que Zidane soltase un cabezazo al rival es aún un misterio por resolver. Lo cierto es que una frase del italiano desbocó al francés y la imagen que quedó es la de la agresión, sin audio.

El mordisco de Suárez a Chiellini concluyó el duelo por salir vivos del grupo de la muerte, iniciado por los dos futbolistas meses atrás. Nadie ha dicho qué fibra tocó el italiano que desató al lobo uruguayo. Consiguió el objetivo (los celestes se han quedado sin Suárez), aunque Italia cayó eliminada, al contrario que en las hazañas de Tassotti y Materazzi.

La hermosa dentadura de Suárez y el herido hombro de Chiellini componen la metáfora de esta Italia a la que le gusta la pasta al dente. Esa resistencia que deben ofrecer al morder los espaguetis, macarrones y tagliateli. ¡Ah, la pasta! Del Mundial-82 se heredó la dieta a base de hidratos de carbono, la pasta con que se alimentó la Italia de Paolo Rossi. El delantero que puso en pie al longevo Sandro Pertini sembró los estadios con goles mientras su compañero Claudio Gentile prefirió las patadas. Podría relatarlo Diego Armando Maradona, al que anuló a golpes en aquel 2-1 disputado en Barcelona.

Uruguay, Uruguay

Ayer, miles de uruguayos, encabezados por el presidente Mujica, recibieron al condenado Suárez en su aterrizaje en Montevideo. Tenían razón al clamar contra el monumental castigo de la FIFA (es más barato romper una tibia que lanzar un mordisco). Y se excedieron en dar tanto cariño a la fiera por la que presiona el Barça para zamparse a Messi.