ANÁLISIS

Irán y nosotros, el cambio en la agenda global

RAFAEL VILASANJUAN

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Ningún acuerdo de paz es perfecto, ninguno donde solo gane una parte puede ser duradero. El que pone fin a la posibilidad iraní de seguir enriqueciendo uranio no es una excepción ¿Quién gana? ¿Quién pierde? Tras el acuerdo hemos visto inmediatamente como los halcones baten sus alas removiendo los peores presagios. Un ejército de opositores, desde Washington a Tel-Aviv, lejos de reconocer el alcance entiende que Obama ha claudicado. En Teherán las sanciones del 2012 han ayudado a conseguir el acuerdo, pero aun y así el líder supremo ya ha dado a entender que nada va a cambiar en las relaciones con Occidente.

Puede ser cierto y a buen seguro los ayatolas lo intentarán, pero ahora lo interesante es que se aleje la posibilidad de un nuevo conflicto armado.  Con los fracasos aún visibles en Irak y Afganistán, donde tras mas de una década no se intuye la mas mínima mejora en la estabilidad mundial, atacar a Irán pretendiendo aplacar su potencial no solo sería un error, sería otra gran mentira.

Ese es el punto débil que asusta a los líderes de la revolución iraní. Aunque el país recupere la capacidad de ir eliminando unas sanciones que han arruinado la economía, los ayatolás siempre han vivido mejor contra Occidente y eso es lo que el líder supremo Ali Jamenei quiso expresar cuando apuntaba que nada cambiaría. Sin embargo el cambio no es menor ni en la región, ni en la agenda global. Con el empuje del petróleo Irán recupera poder económico. Una amenaza para Israel que intuye que volverá a financiar a sus principales enemigos de Hizbulá en EL Líbano y Hamas en Gaza. Y una amenaza también para Arabia Saudí que en su batalla por la hegemonía suní del Islam no ha cesado de financiar grupos radicales: monstruos como Al Qaeda, que inventó el terrorismo global, o las milicias genocidas del Estado Islámico que han tomado el relevo.

MAYOR SEGURIDAD

Aunque sea difícil discernir si entre Irán y nosotros volverá a haber una relación normal, hay razones para pensar que este acuerdo transforma la agenda y puede proporcionar mayor seguridad, empezando por calmar el zumbido que no ha cesado en la región desde que se abrió el avispero de Irak.

A la puerta de sus fronteras, asesinando y masacrando a población chií, el peor enemigo del Gobierno de Teherán ahora son las milicias del Estado Islámico. Si con el acuerdo Irán entiende que EEUU abandona la amenaza de atacarles, sus prioridades pueden cambiar. Por un lado para acabar con la pesadilla siria. Por otro porque ya que su Ejército es la principal fuerza que combate al Estado Islámico en Irak, ahora tendrá mas recursos.  Pero hay mas. El acuerdo refuerza a la gente que lo quería y que como el presidente Rohani, son los que pretenden un cambio político en el país. Tal vez eso es lo que mas inquieta a los líderes religiosos, pero al mismo tiempo sería un logro mayor para que las relaciones con Irán empiecen a dibujar un horizonte común con nosotros y mayor seguridad en la región.

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