NOVEDAD EDITORIAL

El invierno sienta bien al poeta

Joan Margarit me hace falta. Ahora más que nunca. La verdad que destilan sus versos. La palabra justa de la poesía. La emoción sin gritos

Joan Margarit, en Barcelona, el pasado enero.

Joan Margarit, en Barcelona, el pasado enero. / periodico

Care Santos

Care Santos

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Me tengo por una buena lectora de poesía. Una lectora disciplinada, constante, fiel. Incluso un poco obsesiva. De las que compran el libro de su poeta favorito el mismo día en que sale y lo leen con urgencia.

Hacía días que esperaba la salida del nuevo poemario de Joan Margarit. Hace tiempo, lo confieso, que asocio el mes de noviembre con Margarit, tal vez porque sus libros son a menudo frutos de otoño, como las setas o las castañas, pero también porque me encanta un poema suyo titulado, precisamente, 'Noviembre'. El nuevo libro se titula 'Un hivern fascinant'. Me gusta. Margarit le sienta bien al invierno. Más aún al invierno que se avecina. Llevaba días viendo que Editorial Proa anunciaba su lanzamiento con una cuenta atrás: «Faltan seis días», rezaba la web, y yo estaba tan impaciente que me pareció que el rótulo no cambiaba nunca. Siempre falta demasiado tiempo para lo que más deseamos.

Me lo leí mientras oscurecía temprano por primera vez este otoño, en compañía de los primeros fríos (otro título de Margarit), una manta de sofá y una taza de café. Me gusta ritualizar las cosas que merecen la pena. Con Margarit me pasa como con un viejo amigo que viene de visita: sé de qué hablaremos mucho antes de que llegue. Le conozco las tristezas y las manías. Sé qué está pensando cuando ve a un padre empujando una silla de ruedas. Sé de qué está hecha su nostalgia, o eso creo. Me conmueve su serena tristeza, su pasado de niño de posguerra, me gusta que los libros le acompañen del mismo modo que él me acompaña a mí. Conozco un poco la herida desde la que dice escribir. Se hace mayor, repite. Tal vez tiene razón. Cada vez tiene más que enseñarme. 

Margarit me hace falta. Ahora más que nunca. La verdad que destilan sus versos. La palabra justa de la poesía. La emoción sin gritos. Sé que hay personas que piensan que la poesía es inútil. Siempre que conozco a alguna me acuerdo de Jeannette Winterson, quien asegura que la vida es un lugar duro que precisa un lenguaje duro, y eso es la poesía. Y añade: «No es un lugar donde perderse. Es un lugar donde encontrar». Eso es.

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