Intervencionismo liberal

Los ciudadanos deben creerse que la fusión de BMN con Bankia es mejor, pongamos por caso, que la de Santander con BMN

Miguel Ángel Fernández Ordónez y Luis de Guindos, en el 2012.

Miguel Ángel Fernández Ordónez y Luis de Guindos, en el 2012.

OLGA GRAU

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El ministro de Economía, Luis de Guindos, es un claro exponente del intervencionismo liberal del Estado. Tras la nacionalización de Bankia (Caja Madrid, Bancaja, Canarias, Ávila, Laietana, Segovia y Rioja) y el posterior rescate del sistema bancario español, intentó la fusión de esta entidad con BMN (Murcia, Granada, Penedès y Sa Nostra), pero la operación fracasó por el veto de Bruselas. 

España estaba sometida entonces a la tutela de la troika tras obtener una línea de crédito de 100.000 millones de euros. Ahora, en una nueva vuelta, la operación ha salido adelante tras demostrarse que sacar BMN a bolsa era inviable y tras llevar a cabo un proceso de búsqueda de compradores realizado de forma opaca que ha acabado dando la razón a Guindos. Durante el proceso, tutelado por el asesor externo Société Générale, se solicitó a potenciales compradores que mostraran formalmente su interés por BMN y que adjuntaran una oferta económica en efectivo por el 65% que el Estado controla a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). No se han hecho públicas las ofertas, entre las que podrían estar las del Santander y el BBVA, ni las sinergias resultantes de futuras hipotéticas operaciones. La única información que ha trascendido es que se presentó una oferta de 1.300 millones de euros por BMN.

El FROB nunca ocultó que cualquier operación se compararía con los beneficios de la fusión de Bankia con BMN para intentar recuperar el máximo de los 24.069 millones de euros en ayudas públicas inyectadas durante la crisis. El objetivo es imperativo, la única objección es que los ciudadanos una vez más en este largo proceso de reestruturación del sistema financiero deben creerse que la fusión de BMN con Bankia es mejor, pongamos por caso, que la del BBVA con BMN o la de BMN con otro comprador anónimo. 

A finales de este mes se cumplirán nueve años desde que se intervino la primera caja de ahorros en la crisis, la Caja Castilla-La Mancha (CCM). De los 53.553 millones inyectados en el sector financiero desde entonces tan solo se han recuperado 2.686 millones. 

La única baza para poder devolver a los contribuyentes una pequeña parte del rescate reside en el éxito o fracaso de la incierta privatización del 65% de Bankia y en muy menor medida de BMN. Esta entidad recibió ayudas por valor de 1.645 millones de euros y su valoración actual se ha situado en alrededor de 1.300 millones de euros. La intención del FROB, aunque se podrían establecer futuras prórrogas, es salir del capital del grupo fusionado con colocaciones de acciones en bolsa desde ahora hasta el final del 2019. 

A los contribuyentes, que han visto sentarse en el banquillo de la Audiencia Nacional esta semana a la excúpula del Banco de España y de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), les cuesta ya distinguir los casos que se juzgan en los tribunales. La justicia dirimirá las responsabilidades de unos y otros. Pero nada habrá servido si no se acaba con la falta de transparencia y el intervencionismo político.