Inocentes, 'llufes' y culpables

Hoy es el día de los Santos Inocentes. El patrón, supongo, de los que se llaman Inocencio o Inocencia. No sé si todavía hay una dosis apreciable de cultura religiosa, quizá no son muchos los que sepan la historia de los inocentes. La historia de los niños de los alrededores de Belén que fueron degollados por orden del rey Herodes, porque había corrido el rumor de que había nacido un niño que sería el futuro rey de los judíos. Para que no le quitaran la corona, Herodes hizo que mataran a todos los niños menores de dos años nacidos en Belén. Jesús se salvó porque un ángel avisó san José, y él, María y el niño Jesús huyeron a Egipto. ¿Y al resto de niños que fueron degolladospor qué Dios no les envió un ángel? Dejémoslo.

Es sorprendente la capacidad del catolicismo de dar a algunos dramas una interpretación festiva. En el folclore encontramos algunas muestras. También en el día conmemorativo de los Inocentes, en algunas catedrales se daba el poder a una criatura , el «obispillo». Hay más hechos chocantes. En algunos lugares, ese día los chicos hacían de curas y decían misas burlescas. Y hasta hace poco, estaba extendida la costumbre -algunos lo hemos vivido- de pegar llufes, muñecos de papel, a los peatones. Y recuerdo que los diarios publicaban una noticia que era falsa y la gracia consistía en identificarla.

La costumbre de engañar debía ser tan aceptada que incluso nació la palabra «inocentada» para designar un engaño. Mira por dónde, en vez del día de los Inocentes, hoy podríamos celebrar el día de los Culpables. ¿Celebrar? Poca broma. Porque los muñecos eran de papel, mientras que los Culpables son de carne y hueso. Algunos se esconden y pocas veces se consigue identificarlos, y si son descubiertos demasiado a menudo continúan paseándose por el país sin ningún tipo de miedo. Incluso algunos logran ingresar en la original categoría de Todos los Santos Culpables. Se ha demostrado que algunas llufes pueden resistir perfectamente durante años.