La innovación pedagógica debe evaluarse

Cuando ponemos en marcha innovaciones en el proceso de enseñanza y de aprendizaje en nuestras escuelas no basta con sensaciones, intuiciones y opiniones

Alumnos de sexto de primaria del colegio Joaquim Ruyra de L'Hospitalet en una actividad de Geometría.

Alumnos de sexto de primaria del colegio Joaquim Ruyra de L'Hospitalet en una actividad de Geometría. / periodico

XAVIER ARAGAY

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Cuando hace dos años y medio, después de casi cinco años de preparar el terreno, en el marco de  ‘L’HORITZÓ 2020’ de la red de escuelas de Jesuïtes Educació, pusimos en marcha la innovación disruptiva de la experiencia piloto de la NEI (Nova Etapa Intermèdia), nos comprometimos públicamente a hacer una evaluación externa del impacto producido en los alumnos por los cambios educativos. Y esto es lo que presentamos ahora, después de un trabajo intenso de un par de años.

El elemento clave es que en el mismo momento en que diseñábamos la innovación de la NEI pusimos en marcha los mecanismos para evaluarla. Así pues, en primer lugar, al acabar el primer curso de la NEI, llevamos a cabo, con medios internos, la evaluación del proceso. En este caso se trataba de observar y evaluar si el diseño que habíamos hecho sobre el papel se había trasladado a la realidad del aula. De esta evaluación, se hizo el correspondiente informe, que incorporaba toda una serie de observaciones y recomendaciones de mejora para el equipo directivo de la NEI. 

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PRIMEROS RESULTADOS

Posteriormente, después de haber acabado el segundo curso de la NEI, pusimos en marcha la primera oleada de evaluación (habrá que hacer más) del impacto producido sobre los alumnos, y ahora explicamos cuáles han sido los resultados. Esta evaluación ha sido llevada a cabo por grupos de investigación externos, según una metodología específica, y coordinada por el nodo de innovación de la red (denominado CETEI), que es también quien ha hecho el informe final.

Los resultados más interesantes que se han derivado de esta primera evaluación hace referencia a la mejora del clima del aula (que tiene una importancia capital para el progreso del aprendizaje y la educación) y a los adelantos en materia de creatividad, además de los cambios en el marco mental de los alumnos en cuanto al trabajo en equipo y a su manera de aprender (más claramente colaborativa). A la vez, se constata que la descentralidad del rol del profesor ha atribuido poder al alumno y ha aportado un aumento de la autonomía así como un vínculo más estrecho de los alumnos con los docentes y también entre ellos. Y se sabe que si mejora el vínculo, seguro que mejoran la educación y el aprendizaje. Y todo esto manteniendo los buenos resultados académicos que estos alumnos tenían antes de haber iniciado la innovación. 

NOVEDAD EN EL PANORAMA EDUCATIVO

Para llevar a cabo esta evaluación hemos diseñado un modelo lógico que nos ha dado una metodología global para el diseño, la planificación, la observación y la evaluación de las innovaciones introducidas de acuerdo con el modelo de persona que nos proponíamos educar. Además, la implantación progresiva de las innovaciones en las diferentes escuelas de la red nos ha permitido hacer un estudio casi experimental y contar con un grupo de intervención y otro de comparación, hecho que da más robustez y fiabilidad a los resultados y que lo sitúa, en conjunto, como una importante novedad en el panorama educativo tanto en el ámbito nacional como en el internacional.

Es evidente que la sistemática de la evaluación de impacto no ha hecho más que empezar y que esta primera oleada de evaluación tiene unas limitaciones importantes (entre ellas, el hecho de que los alumnos solo han realizado dos cursos de los cuatro que prevé la NEI), pero las opiniones recogidas en el proceso de evaluación de alumnas, familias y docentes confirman también una valoración positiva en cuanto al crecimiento personal y al proyecto vital de los miembros de la comunidad educativa. Obviamente, también se recogen toda una serie de alertas y de recomendaciones para el equipo directivo de la NEI (muy útiles para el proceso de calibración y mejora de la innovación) y 30 recomendaciones más vinculadas a las próximas olas de evaluación (fiabilidad de los registros, mejora de las herramientas empleadas y futura potencialidad de nuevas herramientas).

CALIFICAR Y CUANTIFICAR PROGRESOS

No basta con sensaciones, intuiciones y opiniones cuando ponemos en marcha innovaciones en el proceso de enseñanza y de aprendizaje en nuestras escuelas. Hace falta, con base científica, calificar, cuantificar y contrastar los progresos, sobre todo en cuanto al modelo de persona que queremos educar y a su impacto (o no) sobre los alumnos. Esta tiene que ser nuestra fortaleza, porque la evaluación tiene que ser el verdadero motor de la mejora educativa y la herramienta fundamental por reimaginar nuestra educación.