Informática y amor

La serie de TV 'Halt anda Catch Fire¿ es una sorpresa poco convencional

JORDI PUNTÍ

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Cada vez más las series de televisión se inspiran en la historia reciente del siglo XX para interpretarla. Masters of Sex Masters of Sexse iniciaba en los 50 y hurgaba en la represión sexual. Mad Menempezaba en marzo de 1960 y, a medida que avanzaba hacia los 70, describía los conflictos de una sociedad que se buscaba en el ideal de la publicidad. La apuesta por los 80 parecía menos atractiva -¿quién quiere revivir el metacrilato, los calentadores y el walkman?-, y sin embargo ha dado dos buenas teleseries: The Americans, que retrata las tensiones de la guerra fría, y una sorpresa poco convencional: Halt and Catch Fire.

Halt and Catch Fire Halt and Catch Firese sitúa en 1983 en Dallas, durante los primeros escarceos del negocio informático, cuando pocos sabían que aquello transformaría nuestras vidas, y narra las vicisitudes de tres personajes: un ingeniero de hardware, una programadora de software y un joven inversor, listo y sin escrúpulos. La primera temporada se centra en el proyecto conjunto de lanzar un ordenador portátil y, la segunda, en el de crear una red de videojuegos online. Este mundo donde todo está por hacer, y donde a menudo se avanza por intuición, es el trasfondo de sus intrigas privadas.

Además de la fascinación por un entorno tan ajeno y a su vez tan próximo, uno de los aciertos de Halt and Catch Fire Halt and Catch Firees su cuidada banda sonora. La selecciónes de Thomas Golubic, que ya supervisó series como Breaking Bad o Ray Donovan. Las modas musicales de los 80 entablan aquí una especie de debate conceptual. La nueva ola de grupos como XTC, Icicle Works, The Raincoats o The Fall acompaña las escenas de la programadora, una rebelde anarquista, y el tecno-pop frío de Japan, Talk Talk o Brian Eno puntea los silencios racionales del ingeniero. Entretanto pasa lo que todos vimos alguna vez en los 80: el joven capitalista ambicioso baila en la discoteca al ritmo de Heaven 17, Human league o Buzzcocks, y cada cinco minutos hace el gesto de subirse las mangas de la chaqueta, como un cirujano a punto de operar nuestro futuro.