El infierno se llama Libia

Inmigrantes esclavizados en Libia.

Inmigrantes esclavizados en Libia. / periodico

RAFAEL VILASANJUAN

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La migración hacia Libia no es un fenómeno reciente, es una ruta conocida por la que miles de africanos intentan salir de la miseria o escapar a la violencia desde hace años. Pero desde el colapso del régimen de Gadafi, con al menos tres grupos diferentes que luchan por el poder, sin un sistema judicial medianamente fiable que impida la impunidad, el país se ha convertido en el cementerio en vida de cientos de miles de personas, víctimas del tráfico humano, una de las principales fuentes de ingresos de las múltiples bandas que operan en el país. Para la mayoría de quienes llegan convencidos de que es el último paso para salir de la miseria o la guerra, al alcanzar Libia solo se abren las puertas del infierno.

Los informes de Naciones Unidas han encendido por fin la alarma. De las tres rutas que llegan a Europa, el camino de en medio, el que pasa por Libia, está mas activo que nunca. Solo el año pasado casi 200.000 personas lograron embarcar en sus playas para alcanzar Italia y el flujo sigue creciendo. No todos son refugiados, ni siquiera una mayoría son los que huyen del conflicto sirio, cuyo éxodo conocemos mejor. Pero con la frontera turca cerrada y Marruecos haciendo de gendarme europeo por la ruta occidental, Libia se ha convertido en el paraíso sin Gobierno donde, si hay dinero, todo tipo de mafias prometen la llegada al sueño europeo o convierten este país en la peor pesadilla para los que llegan con la cartera exigua.

En medio de la guerra en Libia, los traficantes humanos proliferan utilizando una violencia atroz que no distingue nacionalidades, etnias o creencias. Su único objetivo es el negocio sin fin, que ha hecho de este país la peor escala en los mapas. A pesar de la guerra y la violencia, se calcula que el tráfico sigue en aumento y que son casi dos millones de personas las que han llegado. Refugiados o migrantes, para una mayoría será el final del trayecto. Despojados de toda dignidad humana, la mujeres y niñas son entregadas para ejercer la prostitución y los hombres más jóvenes vendidos como esclavos. En una economía salvaje esta es la manera de pagar el billete a un sueño imposible.

INDUSTRIA DEL CRIMEN

Nadie escapa a los traficantes, una industria del crimen que no cesa de crecer. Hay redes internacionales organizadas jerárquicamente. En Libia son las más próximas a la costa, las del interior son más horizontales y desestructuradas, pero reciben órdenes para dejar pasar a los pocos que pueden pagar los más de 6000 euros que vale un viaje completo hasta salir del país, para el resto tienen mano libre para venderlos, esclavizarlos o utilizarlos hasta que el cuerpo les aguante el inferno y hayan conseguido rentabilizar su viaje.

Mas allá están la barcas y el Mediterráneo, una realidad que ya conocemos y la única que a veces asoma ¿Les sorprende que a pesar de la amenaza de morir ahogados sigan intentándolo? Mientras continúe el infierno al otro lado, la idea de mantener un paraíso en Europa sencillamente es absurda. Seguirán llegando.