Los centros de acogida

La infancia tutelada

La protección a los niños y jóvenes más vulnerables es una responsabilidad social compartida

DOLORS BASSA

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Actualmente el sistema de protección de la Generalitat de Catalunya atiende a cerca de 7.000 niños y adolescentes. De estos, más de la mitad siguen viviendo en familia extensa y el resto se encuentran en centros residenciales u otras medidas provisionales. Nuestro objetivo, el del Departament de Treball, Afers Socials i Famílies, es garantizar el derecho de los niños a vivir en familia y por ello intentamos dar a cada niño lo que para él es más adecuado.

La primera apuesta es siempre que viva con algún familiar que pueda hacerse cargo de él o con una familia acogedora, y sino, en un centro residencial como última opción.En Catalunya disponemos de 120 centros residenciales.Cuando un niño llega, se intenta que tenga el entorno más familiar que sea posible. Se tiene cuidado de su salud física y psíquica, se satisfacen las necesidades de alimentación, vestuario, higiene, descanso y ocio, y también su actividad educativa. Además, los profesionales trabajan con la familia biológica para el retorno del niño o adolescente al núcleo familiar. Por tanto, podemos considerar la estancia de los niños en centros residenciales como estancias provisionales, en las que se refuerzan sus hábitos, los vínculos con la familia o el apoyo psicológico y pedagógico.

CONVIVENCIA EN LOS CENTROS

Los centros residenciales, al igual que el resto de equipamientos públicos (hospitales, residencias para la tercera edad...) pasan inspecciones periódicas en cuanto a la idoneidad de las instalaciones y para que se cumplan en ellos las condiciones higiénicas y de salubridad necesarias, las ratios de personal...; y si no se cumplen, se actúa de inmediato. Somos conscientes de que la vida de los niños y niñas desamparados sin opciones para ser acogidos por familiares no es nada fácil, al igual que la convivencia en los centros tampoco lo es. El trabajo de los profesionales -pedagogos, psicólogos y educadores- es de alabar. Quiero recordar que hace 20 años, la protección de niños y adolescentes era competencia del Departament de Justícia. Desde el 2002 pasó a depender de Benestar i Família, hoy Afers Socials.

Sabemos que existen  muchos aspectos que se deben mejorar, y estamos comprometidos en la mejora del sistema de protección, esta constituye una de nuestras prioridades que nos hemos fijado desde el inicio. El sistema de protección ha sufrido de manera creciente una transformación en cuanto al perfil de los jóvenes y niños atendidos. La curva de la población tutelada no se ajusta a la pirámide de la población menor de edad en Catalunya. La primera infancia está  poco representada y se comprueba una incidencia mayor de las situaciones de desamparo en la adolescencia en proporción al resto de la población menor de edad, con una mayor presencia del sexo masculino.

Por eso estamos diseñando un sistema de protección que permita una intervención segmentada por edades, y por tanto, más especializada. Estamos implantando un modelo de centros de tutela, con menos plazas cada uno y de dimensiones reducidas, que permita una atención más personalizada, con una vocación de integración comunitaria. Un ejemplo de ello son las casas de niños, que permiten una atención más personal e integral.

LAS CINCO 'PES'

Nuestro modelo quiere basarse en las cinco 'pes': prevención, participación, protección, promoción de los derechos y provisión. Hemos impulsado medidas para evitar la institucionalización de menores en situación de riesgo, los nuevos centros abiertos o servicios de intervención socioeducativa, que deben permitir un trabajo de acompañamiento a las familias. Los nuevos presupuestos nos han de permitir la creación de 210 plazas residenciales nuevas.

El sistema de protección tiene logros que se han de poner de relieve, como los 40 jóvenes que durante el año 2016 han llegado a la universidad y han obtenido una beca de estudio. Son 40 historias de éxito y de superación personal; o las decenas de jóvenes extutelados que se integran en el mercado laboral cada año. Este 2016 han sido 109. O también los nuevos itinerarios de protección individualizados (IPI), que pretenden trazar un proyecto de vida específico para cada joven que pase por esta formación y para la posterior inserción laboral. Este programa ya cuenta con 80 jóvenes.

Detrás de estos chicos y chicas hay grandes profesionales que se dejan la piel para que estos jóvenes tengan una vida autónoma. Tenemos claro que el trabajo de estas personas es primordial. Por ello, hemos incrementado la ratio de los equipos de atención a la infancia y adolescencia. Las políticas de infancia son prioritarias porque nos convierten en un país más justo, socialmente cohesionado y comprometido con la igualdad de oportunidades.