La ratio
Inercia
Josep-Maria Ureta
Periodista
JOSEP-MARIA URETA
Cualquier página de diario vegetal o digital destinada a conductores poco interesados por la mecánica acostumbra a tener un rincón de desmentidos. Uno de los más reiterados es el que desmonta la creencia de que conducir en punto muerto, sin engranar ninguna marcha, ahorra combustible. Típico en carreteras con pendientes descendentes. Pues no: ni con los motores con carburante de los años 90 ni con los de inyección electrónica actuales hay ahorro de combustible. Al contrario: el propio motor reacciona ante al falta de estímulo -poner una marcha- y consume para que el motor no se pare. Y es de novatos irredentos acelerar sin poner una marcha.
Empezamos a ver los efectos limitados de inyectar miles de millones de euros en el circuito financiero con la convicción de que el conductor reaccione, elija la marcha adecuada y pase a dominar el motor y su velocidad. Los tipos de interés de la deuda fijados ayer confirman que eso no sucede. Son los banqueros los más adictos a las fórmulas antiguas de conducción ante una bajada: el peso del motor y la habilidad del conductor -empresas, gobernantes- es suficiente para empujar el vehículo. Ya se oye el ruido que más delata a un novato: apretar el acelerador sin ninguna marcha puesta.
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