Indicios de decadencia en la selección

De Gea y Ramos, en uno de los goles encajados ante Croacia.

De Gea y Ramos, en uno de los goles encajados ante Croacia. / periodico

ANTONIO BIGATÁ

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No es que simplemente la selección española jugase mal y deslavazada frente a Croacia. Lo más significativo del partido del gran susto en la Eurocopa fue que le rebrotaron varios problemas mayores que hacen pensar en una verdadera entrada en crisis de su proyecto. Falló Del Bosque, para empezar; continuó fallando y desestabilizando el entorno;  falló la dirección del juego desde dentro del campo, y empezaron a fallar -a mostrar irregularidad respecto a su rendimiento y a su acoplamiento al modelo de juego- diversos futbolistas que, como Ramos, han sido importantes en la gran etapa del equipo de España. Como en fútbol no se puede descartar nada existe cierta posibilidad de reacción y mejora, incluso, tal vez, en esta misma competición. Pero no nos hemos de engañar: es una posibilidad pequeña.

Lo que pinta peor es el hundimiento del control de la situación que exhibió Del Bosque. Apretado por presiones para sustituir contra su voluntad a De Gea, optó por una salida astuta: decidió alinear a los mismos. Considerándolo una decisión técnica de principio, con eso no tenía que añadir nada más frente a la ofensiva energúmena de quienes, desde Madrid, en fragante prejuicio, además de exigirle el descarte del portero pedían un castigo ejemplar para Pedro por su leve pecado de quejarse públicamente por no jugar después de haber dejado fuera de la selección al Isco de sus preferencias.

Se equivocan ustedes si en los temas de la selección tienen la ingenuidad de querer perder de vista el eterno, incansable y siempre renovado resentimiento anti Barça de la conspirativa caverna mediática capitalina. Necesitan a Piqué pero es evidente que no le quieren en el sentido afectivo de la palabra, y han llegado a calificarle del Patriota Inesperado simplemente por jugar bien cuando se pone la camiseta roja. Odian que Del Bosque, además de lo de Pedro, se haya atrevido a preferir a Bartra Bellerín antes que a algún madridista. Esas son las claves actualizadas de la guerra subliminal que declararon hace unos años ante la hegemonía barcelonista en hombres y sistema de juego en el equipo que, por llamarse de España, tendría que conferir un papel secundario a los catalanes. El problema es que después de Xavi ahora los mejores son Iniesta, Busquets y Piqué, mientras el extranjerismo vital con que Florentino conduce al Real empaña el futuro madridista en la selección ahora que son evidentes los declives de Casillas Ramos.

Por cierto, la mayor debilidad exhibida por Del Bosque afecta a éste último jugador. Que en su peor momento de juego y haciendo un partido lamentable le consintiese a este jugador emocional lanzar un penalti decisivo es una verdadera renuncia a su responsabilidad como seleccionador. Pero todo queda en casa. Ya nos han explicado que fue Modric quien le hizo llegar al portero croata la información necesaria para pararle la falta máxima al superexcitado superespañol que quería compensar con un gol facilito los errores que llevaba acumulados aquella noche.

EXCESIVOS PARTIDOS

La selección había jugado bastante bien, aunque frente a rivales menores, en los dos primeros partidos. A pesar de que en las piernas de los seleccionados barcelonistas haya ya excesivos encuentros, en el partido con Turquía el único azulgrana que desentonó fue Arda Turan. En cambio, ante Croacia el mejor, y con diferencia, fue Rakitic. La imprudencia de Del Bosque renunciando a las rotaciones la acusaron demasiado Iniesta, Busquets y Jordi Alba (del mismo modo que les sucedió a Silva, Juanfran y Nolito). Con ese cansancio se perdió disciplina táctica, modelo de juego y de forma especial intensidad, y a partir de ahora los adversarios de la 'Roja' saben que ese es el punto débil.

Con la marcha aplicada durante el partido de Croacia la selección española tendrá muchas dificultades en lo que queda de una Eurocopa en la que, como se preveía, el 'cholismo' de los equipos inferiores, su combatividad total, el buen espíritu defensivo, ha puesto en dificultades a prácticamente todas las grandes selecciones superiores. En principio, en la segunda fase que empieza ahora los superiores deben sustanciar ante las 'Islandias' de turno su mejor potencialidad futbolística, pero únicamente lo lograrán si se dedican también a correr mucho. Y no parece que esa sea precisamente la vocación de la declinante, cansadita, dividida y ya un poco decadente selección de la declinante, cansadita, dividida y un poco decadente España.