Independencia y deporte

Una 'estelada' desplegada en el Camp Nou, durante un partido entre Catalunya y Euskadi

Una 'estelada' desplegada en el Camp Nou, durante un partido entre Catalunya y Euskadi / periodico

XAVIER VINYALS

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La aspiración del deporte catalán va mucho más allá del hecho de jugar un partido amistoso al año. El objetivo pasa por poder decidir y actuar en todos los ámbitos con la normalidad de cualquier otro país europeo. Durante muchos años se han reivindicado las selecciones catalanas explicando que eran posibles dentro de la legalidad española, poniendo el ejemplo del modelo británico e insistiendo en que era un deseo de la mayoría de catalanes, incluso de los que no defendían la independencia.

Pero el Estado español se lo tomó a risa, primero, y luego decidió actuar en contra de forma abierta, impidiéndolo por vías políticas y diplomáticas, y legislando para intimidar a los deportistas y directivos de las federaciones que lo defendían. Hoy, Catalunya, mayoritariamente, abraza la vía de la independencia porque se ha convertido en la forma rápida y segura de conseguir sus objetivos. Los deportivos, también. Es en esta línea de la pérdida del miedo y de la reclamación de todo aquello que corresponde a un Estado, tan pequeño como se quiera pero normal, que la independencia de Catalunya irá acompañada de logros como el reconocimiento del Comité Olímpico de Catalunya (COC), fundado antes de los Juegos de Barcelona, y que es la entidad que nos permitirá participar en las citas olímpicas.

Catalunya no tiene que descartar participar en los próximos Juegos, Río 2016 Tokio 2020, ni en los próximos Mundiales ni Europeos del deporte que sea, si los acontecimientos políticos del 2015 lo hacen posible. La Carta Olímpica, esta especie de Constitución del deporte que Juan Antonio Samarach hizo modificar después de Barcelona-92 con toda la (mala) intención del mundo, estableció desde entonces que solo los comités olímpicos de estados reconocidos por la comunidad internacional podían ser admitidos por el Comité Olímpico Internacional (COI).

El COC, ya existente y que en 1991 presentó su solicitud de reconocimiento al COI, es una entidad que mientras Catalunya no se convierte en Estado puede dar mucho juego a las relaciones internacionales del deporte catalán y prepara el terreno para que al día siguiente de una posible proclamación de independencia todo esté a punto para el reconocimiento y la participación.

Hace pocos días se produjo una noticia que nos tiene que hacer pensar y animar a seguir firmes en nuestro camino. El COI, a pesar del no reconocimiento de Kosovo por parte de España, Serbia, Rusia y China, admitió a su comité olímpico como miembro de pleno derecho, lo que les habilita para estar en Río 2016. Catalunya no es menos que Kosovo, que a duras penas tiene un tercio de nuestras federaciones deportivas, instalaciones, tradición y potencial. Pero Kosovo tiene aquello que nos falta: una declaración de independencia no acordada, que se llevó a cabo ante la imposibilidad de hacerlo de forma acordada con Serbia.

Con el máximo espíritu deportivo y con una planificación de nivel, hemos de darnos prisa si queremos llegar a ver y disfrutar de las ventajas de ser un Estado independiente, como por ejemplo todo lo que supone participar en unos Juegos, la guinda del pastel a nivel de visualización de país y reconocimiento internacional. Hagámoslo posible.