Opinión

La impostura de Rufián

El argumento del candidato de ERC para descalificar la Constitución no solo es falso, sino insultante para los redactores de la Carta Magna

JOSÉ A. SOROLLA

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A la vista de los antecedentes, estaba cantado que Gabriel Rufián, cabeza de lista de ERC para las elecciones del 20-D, iba a darnos grandes tardes de gloria. A medida que avanza la campaña, se comprueba como en él todo es impostura.

La impostura comienza en su procedencia de Súmate, el chiringuito montado por ERC o su entorno para convencernos de que la independencia se puede defender también en castellano. Seguro que eso es así y que en Súmate hay gente respetable, como el propio Antonio Baños, pero también hay presuntos impostores como Eduardo Reyes, que consiguió a base de constancia como única cualidad –se le desconocen otros méritos-- ir de número seis en la lista de Junts pel Sí, o el mismo Rufián.

De Rufián corre por internet un vídeo de 40 segundos con dos secuencias de sendos mítines. En el primero, el ahora candidato de Esquerra atribuye una cita a Oscar Wilde y en el segundo adjudica la misma frase a Eduardo Galeano.

Antes de la campaña electoral, cuando le preguntaron sobre la resolución rupturista con la legalidad aprobada por el Parlament, contestó sin inmutarse que ellos no desobedecían a nadie, que ya desobedecieron al Estado el 9-N y que ahora se limitaban a "obedecerse a sí mismos".

La misma utilización del castellano en todas sus intervenciones públicas –bueno, cuando se le hace notar a veces se pasa al catalán— es otra impostura porque ERC se ha distinguido por acusar a Ciutadans o al PP de usar la lengua con objetivos políticos y ahora su candidato hace lo mismo. Al parecer, su elección como número uno, por delante del terrorífico pero simpático Joan Tardà, se debe a que Esquerra quiere aumentar sus votos en el área metropolitana de Barcelona con un joven de Santa Coloma de Gramenet que hable en castellano. Menudo concepto tiene ERC del área metropolitana si cree que puede crecer solo por el uso de la lengua, sin tener en cuenta lo que se diga con ella.

Rufián declaró el martes en una entrevista que está cobrando el paro porque ha dejado su trabajo para dedicarse a la política. Pues bien: o miente o comete un fraude porque no se puede cobrar el subsidio de paro si se abandona el trabajo de forma voluntaria. El jueves corrigió su primera versión y aclaró que no dejó el trabajo, sino que fue despedido. Pero no explica ni dónde trabajaba ni cuándo lo despidieron, por lo que creerle es una cuestión de fe.

En los debates, Rufián, como todo populista, suele contestar con respuestas simples a preguntas complejas y acostumbra a rematar sus intervenciones con el latiguillo "tan sencillo como eso" después de aplicar el argumentario del partido y soltar cuatro generalidades, entre las que destaca que la independencia y la República catalana resolverán todos los problemas de Catalunya.

Pero lo más grave, como ya denunció oportunamente Emma RiverolaEmma Riverola en este diario, ha sido su descalificación de la Carta Magna con el argumento de que los fascistas "auspiciaron, pactaron y tutelaron la Constitución" de 1978. Esta afirmación es, aparte de una falsedad, un insulto a quienes redactaron la Constitución, entre los que figuraron los catalanes Miquel Roca y Jordi Solé Tura. Si es cierto que los padres de Rufián eran de Bandera Roja, aunque solo fuera por respeto a ellos no debería decir semejante barbaridad. Pero igual también eso es una impostura.