Implosión

Pau Vidal no es un indocumentado ni un imán malcarado que clama desde el púlpito contra la llegada de los infieles que acabarán destruyendo las esencias patrióticas. No es, tampoco, de la estirpe de los pesimistas. Vidal es un especialista en novelas negras -eso sí- y sabe perfectamente de lo que habla cuando habla de homicidios, traductor de Camilleri y autor, él mismo, de piezas sobre intrigas criminales. Vidal hace crucigramas, es divulgador científico, analista y ensayista, y está preocupado por la lengua, que es un veneno que ataca a la mayoría de filólogos. Acaba de escribir El bilingüisme mata El bilingüisme matay explica verdades como un templo, como la anunciada y más o menos cercana desaparición del catalán, una circunstancia que ya hace tiempo que se sabe pero que muchos, a base de encuestas mágicas, sesgadas y satisfechas de sí mismas, se empeñan en negar.

Dice Vidal que las lenguas desaparecen porque se extinguen físicamente quienes las hablan, lo que aquí no sucederá. Aquí, un caso excepcional, seguirá habiendo hablantes que, sin embargo, se acabarán comunicando en una lengua que ya no conoceremos como catalán. «La madrina, la tenemos en la uvi», dice Vidal, y todos los crecimientos de población que se anuncian no son sino cuantificación de un tema que no debería centrarse en las cifras sino en la calidad del producto. No morirá de inanición sino de sobrepeso. Terminará muerta, la lengua, por una implosión que dañará su rostro.