La clave

Iglesias, Inda y Don Pantuflo

JUANCHO DUMALL

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Pablo Iglesias volvió a perder en la madrugada del sábado una excelente oportunidad de dejar atrás su papel de rudo tertuliano y aparecer ante la opinión pública como lo que es, el líder de un partido que aspira a gobernar España. Su áspero enfrentamiento con Eduardo Inda -pero no solo con él- en la entrevista de La Sexta Nocheno favoreció en absoluto al líder de Podemos.

Viendo la catarata de críticas, justas o injustas, razonables o demagógicas, que se le venía encima, Iglesias pasó al ataque desde el primer momento y, ante el previsible interrogatorio del periodista de El Mundo, no se le ocurrió nada mejor que bajar al barro. «Dime una cosa, Inda. ¿Es verdad que te llamaban Don Pantuflo?» La navajada trapera estalló como una bomba en el estudio de La Sexta. Inmediatamente, Twitter, en su dudoso papel de juez de línea de la democracia, levantó el banderín: Iglesias se había equivocado al insultar a uno de sus entrevistadores. La reacción fue tan contundente, que el político volvió mucho más calmado después de la publicidad. Como muchos boxeadores, tomó aire y se salvó del KO.

Zipi y Zape

La comparación de Iglesias con el primer Felipe González se ha convertido en recurrente. Pues bien, ¿alguien imagina al González de los años 70 acusando a un periodista de llevar el mote del padre de Zipi y Zape? Siguiendo con la transición, ¿alguien imagina a Santiago Carrillo perdiendo los papeles por las preguntas de un periodista, no ya sobre un asunto como los ingresos de Monedero, sino por ser acusado de la matanza de Paracuellos?

Tampoco Inda estuvo en su papel de periodista con la charlotada de regalar al líder de Podemos una chapa con la bandera española. Pero Iglesias tiene la obligación de soportar las astracanadas, mantener la distancia con la prensa y ser más claro en la explicación de asuntos que atañen a la ética de su partido.

La entrevista de La Sexta, pese a su duración, fue un ejercicio fallido de dar a conocer cómo va a administrar Podemos el enorme caudal de votos que se vaticina. En cambio, tuvimos un rancio ejercicio de humor de bachillerato.