EDITORIAL

Iglesias ataca a Mas y a la CUP

Pese a la cautela de Podem, sus ideas son un torpedo en la línea de flotación del soberanismo

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El debut de Podemos en Catalunya no pudo ser más exitoso. El pabellón de Vall d'Hebron (3.000 localidades ocupadas) se quedó pequeño para acoger a los seguidores de la nueva formación, muchos de los cuales se quedaron en la calle por falta de aforo. Dentro, Pablo Iglesias, en un nuevo alarde de su capacidad y sus tablas comunicativas, tampoco defraudó, y ofreció a los asistentes, y en especial a los medios de comunicación, "titulares", frases contundentes y mensajes claros. Aunque no demasiado novedosos, los más destacados se refirieron al derecho a decidir -a favor, pero sobre todas las cosas, no solo sobre la independencia- y a la idea que constituye la estrategia central del partido en Catalunya: "A mí no me veréis darme un abrazo ni con Rajoy ni con Mas", dijo. Esta estrategia consiste en equiparar el PP CiU, como partidos integrantes de "la casta", y de ahí la alusión directa al abrazo entre David Fernàndez -el líder de la CUP que compite en el electotado con Podem- y Artur Mas la noche del 9-N.

Los ataques a Mas fueron constantes, hasta el punto de compararlo con Esperanza Aguirre y de recordar que Catalunya ha batido récords en recortes en la sanidad desde que gobierna CiU. El objetivo de Podemos es resaltar que no todo acaba en el proceso soberanista, sino que lo fundamental son las políticas sociales, y que en ese esquema no sirve la división derecha-izquierda, sino la de los de arriba frente a los de abajo. Esa concepción prima sobre cualquier otra, también en el proceso soberanista. Iglesias se manifestó contrario a la independencia de Catalunya, aunque concedió que "la casta española ha insultado a los catalanes". Para Iglesias, las reivindicaciones sociales deben ser igual para la gente de L'Hospitalet o Cornellà que para la de Vallecas o Fuenlabrada. Y los "traidores al pueblo" no dependen de la bandera que luzcan en la muñeca: son equiparables Jordi Pujol y Rodrigo Rato.

Aunque Iglesias se mofa de quienes les acusan de populistas, parte del discurso, con el uso frecuente de "la gente" o "el pueblo" frente a "la casta", es un manual de populismo. Un populismo que la prepotencia, la corrupción y la desidia de los grandes partidos convierte en alternativa. Y, pese a la cautela con que Podem se pronuncia sobre Catalunya, sus ideas son un torpedo en la línea de flotación del soberanismo.