LA RESACA ELECTORAL

Pablo Iglesias exige al PSOE salir del "búnker" y aceptar el referéndum

Pablo Iglesias comparece en rueda de prensa el día después de las elecciones generales

Pablo Iglesias comparece en rueda de prensa el día después de las elecciones generales / periodico

IOLANDA MÁRMOL / MADRID

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Pablo Iglesias dio este lunes otra vuelta de tuerca al endemoniado escenario del pactismo y demostró que va a utilizar toda su audacia en la partida de ajedrez que ha de decidir quién será el próximo presidente del Gobierno. El líder de Podemos ni se postula para el cargo ni se retira de la competición, pero su intervención deja claro que va llevar las negociaciones al terreno de disputa que le es más favorable: el de la plurinacionalidad

Allí donde el partido morado ha conseguido ser primera fuerza, en Catalunya y el País Vasco -en votos-, el bipartidismo ha cosechado pingües resultados, de modo que, para Iglesias, las urnas demuestran que los viejos partidos no han comprendido los retos territoriales. Podemos estaría en ese relato, el único que entiende los anhelos identitarios y, por lo tanto, el único partido legitimado para funcionar como "pegamento" para España. Porque esa es la parajoja. Iglesias ve en el referéndum la solución para mantener el país unido, con otro encaje territorial en el que los catalanes se sientan cómodos. Y esa consulta sería "absolutamente imprescindible".

ÓRDAGO A SÁNCHEZ

El líder de Podemos, que compareció radiante, hizo sangre con formas de estadista y dijo sentirse "preocupado" por la "humillación" que suponen los resultados de "los del búnker". En Catalunya, el PP es la sexta fuerza política y el PSC, la tercera. Con ese escenario, advierte: "Si el PSOE no entiende que España es plurinacional y se bunkeriza en el pasado, está diciendo que va a entregar el Gobierno al PP. Que no cuente con nosotros para entregar el Gobierno a Mariano Rajoy".

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Podemos tiende la mano a todos los partidos, pero el mensaje a Pedro Sánchez es explícito: o se aviene a aceptar el derecho a decidir, o no hay nada que negociar. El órdago no es menor. La dirección nacional del PSOE no parece dispuesta a asumir ese golpe de timón, ni mucho menos la presidenta de la Junta andaluza, Susana Díaz, cuyo territorio aporta 22 de los 90 diputados socialistas. 

Pablo Iglesias conoce el abismo ante el que sitúa a Sánchez y la pregunta sin respuesta es si el podemista se ofrece a negociar lo que sabe que no puede ser asumido para presentarse como alternativa, o bien para retrasar el calendario hacia unas hipotéticas nuevas elecciones. El dirigente está convencido de que si hay que volver a las urnas, obtendría un resultado mejor. "Si las fuerzas del inmovilismo fuerzan un escenario como ese, lo asumiremos encantados", admitió.

La posibilidad de que el partido morado incluya en su estrategia unos nuevos comicios no es descabellada. El propio Iglesias reconoció que a Podemos le faltó "una semana de campaña y un debate" para haber superado al PSOE -lo hace en ocho comunidades pero no en el recuento general, ni de votos ni de diputados-.

EL 'TICTAC' DE PODEMOS

Iglesias dejó muy claro que va a tratar de imponer sus tiempos. Exigió calma, reflexión, altura de Estado y trató de ahuyentar las prisas de la investidura. Si otros partidos las tienen, desde luego Podemos no. El consejo ciudadano no se reunirá antes de Navidad y, tras ese encuentro, los podemistas deberán intercambiar impresiones con las fuerzas a las que se han aliado en Catalunya, Galicia y la Comunitat Valenciana.

El dominio del tiempo es algo que los podemistas aprendieron de la CUP en su manejo de las negociaciones en Catalunya tras el 27-S y van a mostrar sosiego ante la precipitación que intuyen en PP y PSOE.

Pablo Iglesias adelantó que iniciará una ronda de contactos con los líderes de los partidos que hayan obtenido representación parlamentaria tras sus reuniones orgánicas y aseguró que no ha hablado todavía con ninguno de ellos. En todo momento se negó a definirlas como conversaciones de investidura. "No es el momento de hablar de investiduras ni de líneas rojas", señaló, e insistió en que "es el momento de los estadistas, no de los trileros". 

LA HOJA DE RUTA

Sobre la mesa de negociación, Podemos situará las cinco reformas constitucionales que plantea, incluído el referéndum. En su comparecencia evaporó la ambigüedad que dejó en el aire durante la noche electoral. Evitó la expresión "líneas rojas", que tanto detesta, y prefirió denominar a sus propuestas "hoja de ruta". "Estos ejes no son una propuesta de máximos. Responden a consensos que ya existen y son la única vía para mantener la unidad de nuestro país", aseguró, en un discurso donde enterró sus formas ásperas. Quién sabe hasta cuándo.