Dos miradas

Iglesias

El líder de Podemos aún no ha abandonado el toque de balón que le describe como un excelente ariete de la pantalla televisiva

JOSEP MARIA FONALLERAS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Reconozco que no he sido muy seguidor de la figura de Pablo Iglesias como fenómeno televisivo. A estas alturas, no deja de sorprenderme la capacidad de convertir el plató en plataforma y empuje de un movimiento que se convierte en un referente decisivo de la futura política en muy buena parte gracias a la repercusión que alcanza su figura como tertuliano. El fin de semana de las elecciones griegas, le observé con más detenimiento. En la trifulca con un periodista, en una intervención en la tele donde analizaba la victoria de Syriza y en una promoción de Salvados. Comprobé que Iglesias -tal y como me habían dicho, tal y como ya sabía- dominaba a lo grande el medio, pero que, de alguna manera, el mismo instrumento que le ha servido para ascender podía llegar a ser un contrapeso de sus deseos. Iglesias aún no ha abandonado el toque de balón que le describe como un excelente ariete de la pantalla: réplicas incisivas, bromas, sarcasmo, intimidad y amistosa confianza con la presentadora, ausencia de los oropeles del poder establecido, lenguaje retórico pero también con tono llano. Todo esto y más. Parecía más un corresponsal de la cadena que un político que quiere gobernar un país. Este será uno de los problemas que deberá afrontar: cambiar el tempodel espectáculo, que tanto domina, por el ritmo de la representación institucional. Las preguntas, sin embargo, son: ¿cuándo? Y ¿cómo se hace esto sin perder popularidad?