Ideas y bravatas

Corre por internet la viñeta publicada en un diario digital español en la que hay una frágil avioneta con una 'estelada' en la cola (como aquellas que recorren el litoral en días de canícula para anunciar discotecas) que se dirige con premeditación contra un edificio que quiere ser una de las Torres Gemelas, pintada de gran bandera española. La pretendida simbología del dibujo es pecaminosa y, además, una metáfora fallida. Primero, porque evoca un episodio trágico incomparable y, en segundo lugar, porque el resultado final de aquel terrible choque fue justo lo contrario de lo que promete el chiste gráfico. La fortaleza de la torre española parece indestructible ante el vuelo de insecto de la pobre avioneta.

Esto, que no deja de ser una anécdota 'post-Diada' ',una 'boutade' de mal gusto, no es sino la ampliación dibujada de las palabras que dijo hace unos días el ministro Margallo. Se trata de hacer evolucionar la formulación del discurso, a trompicones, alrededor del terrorismo y la violencia. Se trata de hacer evidente que el campo semántico del independentismo se mueve en torno a la confrontación ciega. Una multitud como la de este 11-S no gana, por sí misma, unas elecciones ni proclama un estado, pero no hay - en todo el mundo - ninguna manifestación tan intensa, continua y pacífica como esta. Y esto es tan importante -tan central, tan decisivo- que sería mejor hablar con el lenguaje de las ideas y no con la frivolidad de las bravatas.