tú y yo somos tres

No es humor, es palangana

Mariló Montero con Eduardo Gómez ('El pueblo más divertido').

Mariló Montero con Eduardo Gómez ('El pueblo más divertido').

FERRAN MONEGAL

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Si con esto que ha estrenado TVE-1, titulado El pueblo más divertido, pretenden entretenernos, es para exiliarse y pasar el verano en Groenlandia. Después de soportarlo durante casi dos horas, nos ha sucedido en casa un tremebundo ataque retro: hemos añorado las vaquillas del Grand Prix, cosa que nunca sospechamos que nos iba a suceder jamás. Para el debut de esta ramplona martingala han pasado con un camión por las Españas y han ido metiendo en él, a saco, a todos los famosetes que se han prestado. Desde Silvia Abril hasta Pablo Carbonell, pasando por Las Virtudes, Edu Soto, Manolito Royo, Eduardo Gómez, Millán Salcedo, Josema Yuste, Barragán, El Sevilla, La Terremoto de Alcorcón... Y hasta el inevitable Mario Vaquerizo, que sale más en la tele que Santiago Segura cuando está a punto de estrenar un Torrente. Una vez atiborrada la caja del camión, han viajado hasta el plató y allí han volcado al personal, para que todos revueltos hagan mil pamplinas farragosas, sketches cansinos, monólogos mal guionizados, posturismo tosco. Y naturalmente, como es programa de verano, no ha faltado la palangana. Una palangana que en esta ocasión han llenado con un engrudo, una especie de mayonesa verde pistacho, para que veamos cómo se pringan todos cuando se lanzan en tobogán. ¡Ah! Pretenden hacer gracia y acabamos bostezando y cambiando de canal. No han llegado ni al 8% de share. El viaje por los pueblos, recolectando vecinos para que se disfracen de algo y hagan chorradas frente a la cámara, es particularmente fatigoso. No sé, a lo mejor algún directivo de TVE, inmerso todavía en la época del No-Do, cree que sacando la localidad de Calasparra y luego Sant Hipòlit de Voltregà, está vertebrando España. Qué risa, Mariló Montero. Me gustaría saber cuánto nos cuesta cada edición de este programa producido por Cuarzo&Banjay. A la vista del despliegue por 22 pueblos, más el personal del camión volcado en el plató, el montante debe ser estratosférico, a pesar de que pueda haber algún patrocinador mitigándolo un poco.

Cuando RTVE se denominaba ente, llegó a más de 7.000 millones de euros de pérdidas. En 2007 se le cambió el nombre, se le llamó corporación, y por arte de prestidigitación hicieron como si la deuda no existiera. Del 2007 hasta hoy se ha generado un nuevo agujero de 800 millones. Si exigimos transparencia, la televisión pública debería ser la primera.