Hoy es un buen día para pensar

Pensar el nombre de tu hijo. Si es niño, Àlex. Imaginar tu vientre henchido. Los vestidos anchos, los pechos cada vez más voluminosos. ¿Me saldrán estrías? ¿Podré seguir conduciendo la moto? Parir al principio de la primavera sería bonito. Echas las cuentas. Pues tendríamos que ponernos ya. ¿Lo tenemos claro? Mi madre tuvo un buen embarazo. Ni un vómito. Espero que yo tampoco. Nací cuando las campanas anunciaban las nueve de la mañana. Siempre puntual. ¿Dónde pariré? ¿Hace falta que me haga de una mutua? Entonces, las cuentas se desbaratan. Las del tiempo y las del dinero. Tengo que pensarlo...

Si es niña se llamará Sol. Como su abuela. Tenía carácter, la abuela... A ella nadie ni nada le arredraba. Ojalá sea así mi hija. Que sea lo que quiera ser, pero que pueda serlo. ¿Irá a un colegio público? ¡Sí! ¿Sí? Bueno, si hay plazas en este del barrio que me gusta tanto... Ojalá le guste la música. Dicen que a los niños les va muy bien tocar algún instrumento. E idiomas. El inglés, perfecto. Quizá también el francés… Y cuando sea mayor hará un Erasmus. Si aún existe Europa, claro.

Estaría bien que no fuera hijo único. Aunque con dos, los gastos se dispararán. ¿Podremos afrontarlo? Si no perdemos el empleo, sí. Da miedo pensar a años vista. ¿Pediré jornada reducida? Es una posibilidad, pero no quiero poner en riesgo mi carrera. Tengo dudas. Lo que sí debemos tener claro desde el principio es que el hijo es de los dos. Para las monerías y para las obligaciones. Él también debería tomarse la baja maternal. A ver cómo lo hacemos. Tenemos que meditarlo bien...

Hoy, piensa. Piensa en maternidad, salud pública, educación, igualdad, empleo, pensiones… Al fin, nada escapa de la política. Hoy, piensa. Y mañana, vota. Por todo lo que quieres ser. Por todo lo que quieres hacer.