Editorial

La hora feliz de la plaza de las Glòries

Su zona de influencia ha emergido ya como una potente área de centralidad

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La plaza de las Glòries, durante decenios un enclave maldito de Barcelona, ha dejado atrás definitivamente su condición inhóspita. En funcionamiento desde hace medio año las nuevas calzadas principales surgidas del derribo del tambor, ayer fue la hora feliz de la inauguración oficial y completa del que está siendo ya un punto neurálgico de la ciudad. Y con sintonía entre la Administración municipal y los vecinos, que han tenido voz en el proceso de definición de un espacio urbano que ahora sí pueden considerar suyo. En las Glòries se ha dado ya un paso fundamental, pero el aspecto y las funciones de la plaza no son aún los definitivos, porque de inmediato se abre otra fase: la construcción de los túneles que harán que la Gran Via discurra soterrada, lo que permitirá culminar la radical transformación del entorno con el parque Canòpia, que se anuncia como muy original.

A la espera de todo este proceso, que se prolongará hasta el 2019, los datos certifican que la plaza y su zona de influencia han emergido como potente área de centralidad. Un estudio municipal en colaboración con la Universitat Pompeu Fabra ha constatado que la actividad socioeconómica en los barrios que circundan las Glòries (unos 27.000 residentes) ha crecido y que por cada euro gastado por el erario se ha generado una inversión de otro euro. Una buena medida de la rentabilidad del proyecto y que debería servir de referencia para futuras actuaciones públicas.