La rueda

Hombres inocentes

Un hecho tan grave no parece convulsionar las conciencias de los garantes de la seguridad de todos los ciudadanos

NAJAT EL HACHMI

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Once hogares inocentes vieron truncadas sus vidas en enero del 2008. Once personas normales que, de repente, se vieron inmersas en una situación terrible, totalmente absurda. Eran 10 paquistanís y un indio, residentes en el Raval que, según testimonio de otro paquistaní, fueron acusados de estar preparando un atentado terrorista en Barcelona. No se hallaron pruebas, pero de todas formas fueron condenados a entre seis y ocho años de prisión por pertenencia a banda armada. Este hecho se sustentaba única y exclusivamente en el testimonio del hombre número 12, supuesto terrorista arrepentido de última hora. Las palabras del conocido como F1 fueron el único elemento que se tuvo en cuenta para decidir que aquellos 11 hombres eran culpables.

Ahora, investigaciones realizadas por este diario con Infolibre han demostrado que el relato de F1 era una invención, ficción de la peor especie. Una noticia que aquí se publicó el sábado y que, a mi parecer, no ha tenido, ni de lejos, la repercusión que merece. El mismo día, por ejemplo, en la mayoría de informativos ocupaba mucho más espacio la detención de un presunto difusor de las ideas macabras del autodenomiano Estado Islámico en Badalona que no el hecho de que 11 hombres inocentes hubieran sido acusados y condenados en falso. Hacía meses que le seguían la pista en la red, dijeron. Los opinadores que día sí día también alertan del peligro que suponen los musulmanes, aún no han dicho esta boca es mía. Las autoridades, ni policiales ni judiciales, han dado explicaciones. Un hecho tan grave no parece convulsionar las conciencias de los que han de garantizar la seguridad no solo física sino jurídica de todos los ciudadanos. Para mí son dos caras de la misma moneda: si no se puede luchar contra el terror sin vulnerar los derechos fundamentales, es que no se puede luchar contra el terror.