El 'hombre bala'

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XAVIER MORET

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Juli Soler se tenía bien ganado el alias de el hombre bala. Todo lo hacía deprisa y parecía tener la virtud de ser ubicuo. Cuando estaba hablando contigo daba la impresión de que tenía otras cosas en la cabeza. Era entrañable. Rockero hasta la médula, supo tratar a El Bulli con la misma pasión que sentía por sus admirados Rolling Stones. Y triunfó.

Juan Mari Arzak lo calificó de «inteligente, pero raro». Lo bueno es que era un raro simpático. «A mí Ferran y Juli me recuerdan una película de Jodorowski -decía el cocinero vasco- en la que salía un hombre sin brazos y otro sin piernas, y los dos se tenían que sumar para poder hacer de pistolero. Con El Bulli sucedía algo parecido».

Ferran Adrià ponía la magia en la cocina, pero El Bulli no habría sido el número 1 sin Soler en la dirección.

El día de Navidad de 1980, Hans y Marketta Schilling, los primeros propietarios de El Bulli, citaron a Soler para una entrevista en cala Montjoi. Les gustó y lo ficharon como director. Lo primero que hizo el doctor Schilling fue llevárselo a comer a los mejores restaurantes de Europa. El listón era alto, pero Juli captó el mensaje. En marzo de 1981, cuando empezó de director, la guía Michelin les había retirado la estrella que tenían. No era un buen inicio. La recuperaron y en 1983 consiguieron la segunda.

«Quizá nunca soñamos con alcanzar tan altísimo nivel -me confesaba hace unos años Juli- pero siempre apuntamos a la alta gastronomía».

Descansa en paz, Juli. Te lo has ganado.