El turno

Historia de dos presos

Marçal Sintes

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El recluso trabajaba en la imprenta de la prisión, una prisión sórdida, con calabozos oscuros y fríos que hacían enfermar a los hombres, muchos de ellos presos políticos. Nuestro reo hacía seis años que estaba encerrado. Durante ese tiempo no había visto una sola vez ni a su mujer ni a su hijo. Estamos en 1945. El preso tendría que haber salido ya en libertad, pero, a pesar de que él no lo sabe, tendrá que transcurrir todavía otro año hasta que por fin lo suelten. ¿Por qué? Su expediente ha quedado atrás, abandonado en algún archivo de alguna de las diferentes prisiones que lo han albergado a lo largo de su penoso cautiverio. Los funcionarios franquistas no tendrán ninguna prisa en localizar y trasladar los papeles de aquel republicano discreto y enclenque. No saldrá de la prisión de Alcalá de Henares hasta el primero de abril de 1946. Su hijo se ha hecho mayor y ya es un muchacho.

Año 2011. Hace 35 años queMiguel Francisco Montesestá encerrado, por delitos diferentes y reiterados, pero sin haber matado nunca a nadie. AMiguel Franciscotenían que haberle otorgado la libertad el año pasado, pero resulta que su situación penitenciaria no estaba lo bastante clara. Ahora, el Tribunal Supremo ha solicitado a la Audiencia Provincial de Granada la información completa. Mientras llega esta documentación, el hombre sigue en su celda. Pudiera parecer que a alguien que ha estado encerrado seis o 35 años no le importe otro año más. Es mentira. Sí le importa. Le importa mucho no un año, sino un mes, una semana, un día.

Por esta razón, cuesta entender y escandaliza que, más de medio siglo después, la maquinaria de la burocracia siga siendo tan cruelmente ineficaz. Indigna dolorosamente que al reclusoMiguel Francisco Montesle suceda hoy, en plena democracia, exactamente lo mismo que le ocurrió aPere Sintes,mi abuelo, hace más de 60 años.