Pequeño observatorio

Historia de un camino y de unas piedras

JOSEP MARIA ESPINÀS

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Hacer un primer paso está muy bien. Gracias a este primer paso de algunos, decididos, se han creado fábricas, se han construido las naves que avanzaban por un Mediterráneo en tiempos de exploraciones, se ha modernizado en Catalunya una lengua histórica, se han abierto caminos sin miedo de tropezar...

Catalunya hizo estos primeros y decididos pasos ya hace tiempo, se mantuvo en pie. Consolidada. Pero había más terreno allá. Había que hacer un segundo paso, el que permitiría plantar sólidamente los pies sobre el suelo. Asegurando el equilibrio. Quizá para hacer el segundo paso necesitaba estar segura de que tenía fuerzas suficientes. Contaba con la lucidez de los mayores y el empuje de los jóvenes.

Un día -dice la historia- la lucidez y la voluntad se activaron para ponerse o decidirse a levantar los pies sin ningún temor. Muchos jóvenes votaron por seguir adelante, porque se jugaban continuar estando vivos. Los más grandes, cono es lógico, comenzaron a dudar, tenían la experiencia de los fracasos. Aquel ejército de piedras no se movía, con la rigidez propia de las piedras. Eran unas piedras que tenían el don de multiplicarse. Y no se movían, con la terquedad propia de las piedras.

Por tierras de África y América

«Abriremos un camino», dijeron los tenaces. «Aquí no acamparemos para siempre», añadió alguien. «Si nos hemos puesto en marcha, después de siglos de viaje, no debemos quedarnos parados, pero tampoco seguir el ejemplo de los castellanos, que entraron con lanzas en la mano por tierras de África y América». «Sí, un poeta español dijo, me parece, que allí donde no llega pacíficamente 'se llega con la punta de la espada'». «Pero nosotros no tenemos espadas», dijo alguien. «Y además no vamos a conquistar nada», dijo otro. «Solo vamos a reconquistarnos a nosotros mismos».

Un hombre viejo, que estaba encaramado en un silencio antiguo, aconsejó: «Sed tozudos, tenéis que convertir las piedras ásperas en ladrillos útiles para construir un camino seguro».