Pequeño observatorio

Hipótesis: las narices se disparan

Me divierte pensar que se está produciendo una lentísima evolución anatómica de la especie

JOSEP MARIA ESPINÀS

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Confieso que estoy intrigado por las narices que veo. Tengo la impresión de que antes no había tantas que fueran unos apéndices visiblemente pronunciados, con tendencia, discreta, a lo aguileño: no hablo de narices de caricatura, prolongadas. Puede ser absurdo, pero estoy convencido de que varios años atrás no había esta proliferación de narices tan pronunciadas. Si no es así es que he entrado en una fase obsesiva de mi vejez. Pero me divierte un poco pensar que se está produciendo una lentísima evolución anatómica de nuestra especie.

Quizá estos supuestos indicios de cambio nasal se corresponden con modificaciones en los ámbitos sociales y políticos. ¿Ha observado el paciente lector que los modernos aviones ya no son aplastados de morro, como lo eran los antiguos? Han cedido el protagonismo a un tubo que se alarga hasta horadar el aire.

Si la naturaleza es sabia, como se afirma, se entiende muy bien que los elefantes tengan unas orejas como grandes pantallas que les permiten oír los más pequeños ruidos, y que los monos dispongan de unos brazos largos para poder saltar fácilmente de rama en rama.

La cara es el espejo del alma, se ha dicho. ¿Qué significado tiene, pues, que con el paso de los años bastantes narices tiendan a alargarse? Quizá es para oler mejor las novedades que rodean a los viejos. O quizá conviene tener un buen olfato para distinguir al político honrado del que huele a corrupto.

La nariz parece el más modesto de los cinco sentidos. La vista es importantísima, no hace falta decirlo. El oído, si es defectuoso, puede ser mejorado técnicamente en bastantes casos. El gusto puede ser un placer y un instrumento de defensa. Huelga decir que el tacto tiene, entre otras cualidades, la de proporcionar placer.

Me gustaría que algún psicólogo me interpretase esta manía que me ha cogido de observar las narices de la gente. A estas alturas de la vida ¿se me ha despertado un complejo de inferioridad nasal? ¿No es suficiente llamarme Espinàs?