MI HERMOSA LAVANDERÍA

Héroes y traidores

Coixet

Coixet / periodico

ISABEL COIXET

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La pasada edición de los Oscar juntó en el escenario y fuera de él a dos elementos antagónicos, y no hablo de Neil Patrick Harris y el buen gusto: Edward Snowden ('Citizenfour') y Chris Kyle ('American sniper', estrenada en España como 'El francotirador'). 'Citizenfour', el brillante documental de Laura Poitras, ganó el Oscar y 'El francotirador' se quedó sin ninguna estatuilla, pese a sus numerosas nominaciones. Estos días, la prensa americana comenta (incluidas airadas cartas al director en todos los periódicos) el 'gap' comercial que separa a las dos películas: la realidad ahí fuera es que el primer fin de semana 'El francotirador' recaudó 90 millones de dólares y, probablemente, al final de este año se convertirá en una de las películas más taquilleras. 'Citizenfour', con mucha suerte, recaudará una milésima parte de ese dinero. Otra cuestión que aflora es la propia definición de heroísmo. ¿Es un héroe el que arriesga su vida defendiendo a soldados de su Ejército y matando en el camino a 160 (o 200 según otras fuentes) iraquís? ¿Es un traidor el que denuncia los manejos de su Gobierno espiando a todos los ciudadanos con un programa de vigilancia masiva y se ve obligado a renunciar a su hogar y su país y a vivir –probablemente, el resto de su vida– en el exilio?

Confieso que no he visto 'El francotirador' y por eso no voy a entrar a comparar las dos películas. Sí he visto 'Citizenfour'. Dos veces. Y, después de verla, Edward Snowden, alguien del que apenas sabía nada más que lo que la prensa ha contado, me ha parecido uno de los personajes más fascinantes de los últimos años. El documental, filmado con una sobriedad impecable, retrata los días inmediatamente posteriores a las primeras revelaciones de Edward Snowden a 'The Guardian', en las que se ponía de manifiesto que el FBI había pedido a Verizon todos los datos de sus clientes. La documentalista Laura Poitras estaba preparando una película sobre la vigilancia en el mundo pos-9/11, cuando empezó a recibir emails firmados por 'Citizenfour': Snowden quería contarle en persona los motivos que le habían llevado a traicionar a su país y a revelar que el Gobierno americano está construyendo un estado de vigilancia masiva. El filme transcurre durante los ocho días de encuentros de Snowden con los periodistas Glenn Greenwald y Ewen MacAskill (este, de 'The Guardian') en una habitación de hotel en Hong Kong, mezclados con la reacción del Gobierno americano a lo que estaba pasando.

Desde un punto de vista histórico, el valor de esta película es incalculable: ya no podemos seguir pensando que vivimos en un mundo donde existe algo llamado vida privada. Desde un punto de vista humano, quizá me equivoco de medio a medio y Snowden sea el mejor actor del mundo, pero, después de verle y oírle en la película, lo que yo veo es un hombre tremendamente honesto, increíblemente inteligente, valiente y apasionadamente humilde: un héroe. Necesitamos a héroes como Snowden tanto como nos sobran francotiradores como Chris Kyle.