El hermafrodita

Yves Simon, escribió en 'Le Monde', poco antes de la primera vuelta de las elecciones, que Macron «encarna la izquierda y la derecha». En el artículo destacaba con mayúsculas la conjunción: 'ET'. Izquierda 'Y' Derecha. Está de moda decir que no eres de ninguna de las dos opciones, decir que la brecha está superada. Le Pen, sin ir más lejos, lo ha proclamado en todas partes: ni de derechas ni de izquierdas. Para Simon, sin embargo, la característica de Macron no es la superación del debate sino la asunción de las dos posibilidades. Es evidente que, para el escritor y cantante francés, las tradicionales «religiones laicas» están agotadas, que el «pensamiento político arcaico» ha naufragado y que la «materia humana identificable» está hecha de un «magma de emociones y debilidades». Es decir, conviene pasar de la lógica binaria a la cuántica, que no contempla la dualidad sino la coincidencia en un mismo tiempo y un espacio compartido. La conjunción (ser de derechas e izquierdas a la vez, como el gato de Schrödinger en versión 'Sciences Po') es el futuro.

Esta lectura es en parte deudora de la filosofía de Paul Ricoeur, el pensador con quien Macron colaboró hace unos años. Ricoeur habla de «la capacidad de los individuos para liberar sus potencialidades» y representa una visión integradora de las fuerzas antagónicas desde una perspectiva espiritual, «la otra vía de mayo del 68». Macron es el hermafrodita que lo engloba todo porque tiene todos los sexos posibles.