El turno

La hegemonía china como pesadilla

MARÇAL Sintes

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Liu Xiaobono podrá recoger el Nobel de la Paz en Oslo: está en una cárcel china. Tampoco dejan que acuda su familia, así que el próximo 10 de diciembre nadie comparecerá en la ceremonia. Con la concesión del Nobel de la Paz al disidenteLiu Xiaoboestamos volviendo a ver cómo las gasta el Gobierno de China. La misma rigidez cruel que aplicó en Tiananmen o con que trata a los tibetanos o los uigures. También sabemos, aunque Pekín se niegue a facilitar los datos, que es el Estado que más penas de muerte -pueden ser miles los ejecutados, según Amnistía Internacional- aplica anualmente. A pesar de todo eso y mucho más, los estados occidentales andan con pies de plomo a la hora de reclamar al gigante asiático no ya democracia, sino un mínimo respeto a los derechos humanos.

En 1989 se acabó una historia, aquella historia atravesada por el telón de acero, y comenzó otra. Los occidentales, largamente amamantados por las ideas de la ilustración, tendemos a imaginar que el futuro conduce hacia el progreso en todos los órdenes, y damos por hecho que un día u otro China se democratizará como lo hicimos nosotros. Pero quizá será así o quizá no. China está dirigida por una casta, encuadrada en el PC chino, cuyos planes no parecen ir en esta dirección, sino que todo indica que quiere continuar utilizando el dinero y la porra para mantener su poder. Con una población de más de 1.300 millones de personas y cabalgando sobre un crecimiento económico extraordinario -lo que le otorga una influencia sobrecogedora en las finanzas globales-, la dictadura china avanza hacia el coliderazgo planetario al lado de Estados Unidos. Y quién sabe si no conseguirá en un futuro no remoto la hegemonía. No es imposible -a pesar de que constituya una auténtica pesadilla- que en la época de nuestros nietos y bisnietos la historia la escriba una fabulosa dictadura militar.