El debate sobre las estrategias energéticas
Hay que hablar sobre la nuclear
La energía atómica seguirá siendo un elemento clave incluso en los países que quieren eliminarla
Mariano Marzo
Catedrático emérito de la Universitat de Barcelona (Facultat de Ciències de la Terra).
MARIANO MARZO
En el 2013, cerca del 20% de la electricidad producida en España y algo menos del 54% de la de Catalunya provino de centrales nucleares. Así que hay que informar y hablar sobre el tema, aunque este pueda resultar antipático y políticamente inconveniente. Y para ello podemos empezar por recordar las principales conclusiones presentadas por la Agencia Internacional de la Energía (AIE) en su World Energy Outlook 2014, que incluye tres capítulos sobre las perspectivas globales de la energía nuclear. Como verán, esta seguirá constituyendo un elemento clave en las estrategias energéticas de muchos países, incluso en aquellos que se han comprometido a eliminarla y que deben encontrar soluciones alternativas.
El estudio citado prevé que la capacidad nuclear mundial aumente casi el 60%, desde 392 GW en el 2013, hasta más de 620 GW en el 2040. Sin embargo, en dicho periodo, su participación en la generación global de electricidad tan solo aumentará en un punto, llegando al 12%. Este patrón de crecimiento refleja las dificultades existentes parar la construcción de nuevas plantas en los mercados eléctricos competitivos, así como otras, de índole económica, técnica y política, que la energía nuclear debe superar. Según la AIE, el crecimiento de esta fuente se concentrará en mercados con precios de la electricidad regulados y en los países donde las nucleares reciban un inequívoco apoyo estatal o donde los gobiernos faciliten las inversiones privadas. De aquí al 2040, el crecimiento de la generación nuclear se concentrará en China (el 45% del total), mientras que la India, Corea y Rusia sumarán otro 30%. Las previsiones apuntan a que la generación nuclear aumentará un 16% en EEUU y se reactivará en Japón (aunque no hasta el nivel previo al accidente de Fukushima), mientras que caerá el 10% en la UE. Las previsiones son que de los 434 reactores operativos a finales del 2013, casi 200 habrán sido clausurados en el 2040, la mayor parte en Europa (donde el reto de compensar la pérdida de generación será apremiante), EEUU, Rusia y Japón.
Mucho antes de que las centrales operativas agoten el plazo de sus licencias, las empresas eléctricas deberán elegir entre prorrogar su vida útil o desarrollar capacidades alternativas. Para facilitar este proceso, los gobiernos deben ser transparentes sobre el tema de la prolongación de licencias y, en el caso del cierre de plantas, explicar con la suficiente antelación y de forma detallada los pasos a seguir. La AIE cifra en más de 100.000 millones de dólares el coste de desmantelamiento de las nucleares que se cerrarán de aquí al 2040, instando a reguladores y empresas a garantizar fondos necesarios para cubrir estos gastos.
Como colofón a su análisis, la AIE destaca que el combustible nuclear utilizado se duplicará entre el 2012 y el 2040, sin que hasta la fecha ningún país haya inaugurado una instalación de almacenamiento permanente para aislar los desechos más duraderos y de alta actividad generados en los reactores. La AIE insta a los países que han generado residuos radiactivos a que se comprometan a buscar soluciones para su almacenamiento permanente.
La agencia cree que, pese a sus inconvenientes, la energía nuclear también presenta ventajas que explican el compromiso de algunos países para mantenerla como una opción de futuro. Por un lado, las centrales nucleares pueden contribuir a la fiabilidad del sistema eléctrico, aumentando la diversidad de tecnologías de generación. Por otro, la nuclear puede ayudar a los países importadores a reducir su dependencia externa y limitar su exposición a las variaciones de precio de otros combustibles. Asimismo, la energía nuclear es una de las pocas opciones para reducir las emisiones de CO2 mientras se progresa en eficiencia y se despliegan las renovables. En esta línea, la AIE recuerda que desde 1971 la energía nuclear ha evitado la emisión de unas 56 gigatoneladas de CO2, cifra que casi equivale a dos años de las actuales emisiones globales.
Para la agencia internacional, resulta perentorio dar satisfacción a las preocupaciones sociales generadas en torno a la energía nuclear, toda vez que la experiencia demuestra hasta qué punto la opinión pública sobre dicha fuente puede cambiar de la noche a la mañana y cómo dicha opinión desempeña un papel determinante para su futuro. La preocupación en torno a la seguridad juega un papel dominante en la percepción pública, sobre todo en lo que respecta a posibles accidentes en los reactores, la gestión de los residuos radiactivos y la proliferación de armas nucleares. La confianza en la capacitación técnica de las empresas y en la independencia de los supervisores son dos pilares básicos para su aceptación social.
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