Europa toma conciencia del despilfarro

Hay que evitar el derroche alimentario

Los productos comestibles desechados en Catalunya suponen el 6,3% de los residuos municipales

Hay que evitar el derroche alimentario_MEDIA_1

Hay que evitar el derroche alimentario_MEDIA_1

JOSEP MARIA TOST

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En el marco de las acciones que impulsamos dentro de la Semana Europea de Prevención celebrada recientemente, organizamos la novena jornada de prevención de residuos, dedicada en esta edición el derroche alimentario.

El actual contexto económico nos lleva a reflexionar sobre cómo estamos actuando en diferentes aspectos y ámbitos de la vida, y si somos eficientes y consecuentes en nuestro día a día. Y este debate también lo estamos abordando desde la perspectiva de la gestión de los residuos. Y por eso la reflexión sobre el derroche alimentario, que hicimos en el marco de la citada jornada de prevención, tiene su importancia.

El derroche alimentario ha tomado notoriedad en los últimos tiempos a nivel europeo. Así, desde el 2008 varias propuestas han sido enfocadas por diferentes países: el Reino Unido publicó un estudio sobre el derroche alimentario en Inglaterra, y lanzó la campañaLove food, hate waste,que constituye una de las experiencias de referencia contra el despilfarro alimentario, particularmente, a nivel doméstico. Irlanda cuenta con un interesante programa contra el mismo fenómeno, dirigido al sector comercial. En Italia, más de 40 ciudades están llevando a cabo la experienciaLast minute market,que relaciona productores y distribuidores en posesión de alimentos no vendidos y comercializables, pero a punto de llegar a la fecha de caducidad, con personas y organizaciones de obras sociales que los necesitan. Igualmente en Finlandia, en Francia y en Portugal se han llevado a cabo diversas acciones de sensibilización e información sobre esta cuestión.

¿Qué supone el despilfarro alimentario? Quizá el dato más significativo lo tenemos en el estudio de la Dirección General de Medio Ambiente de la Comisión Europea que hizo público en octubre del 2010 sobre los residuos alimentarios generados en Europa, y que revela que en el 2006 en la Unión se generaron 89 millones de toneladas de residuos alimenticios (179 kg / hab / año), con la siguiente distribución:

1)el 42% proviene de los domicilios

2)el 39% de los procesos de fabricación

3)el 14% de los servicios de restauración y cátering

4)el 5% de la distribución

Una parte de esta cantidad nada despreciable de residuos orgánicos consiste en residuos de preparación de la comida o restos de comida, pero es bien cierto que una parte de estos están constituidos por alimentos que habrían podido ser consumidos, y por tanto evitados; una vez sean residuos, hay que ser conscientes de los impactos ambientales que pueden conllevar si se gestionan inadecuadamente, por lo que los países más avanzados aplican la recogida selectiva y posterior valoración.

En Catalunya no hemos sido ajenos a este debate, y ya hace tiempo que hemos empezado a desarrollar acciones en esta línea. Así, desde el 2007, la Agència de Residus de Catalunya colabora estrechamente con la Fundació Banc dels Aliments de Barcelona, con la doble finalidad de prevenir el derroche alimentario y el hambre. También a nivel local se han llevado a cabo acciones en este sentido como por ejemplo la campañaReciclat a la cuina,del Consell Comarcal de L'Anoia, o bien la campañaEscura el plat i la nevera!,de Castellar del Vallès.

Pero la tarea no se acaba aquí, sino que queremos avanzar en líneas estratégicas en este campo. Por eso hemos estudiado cómo afecta este tema en Catalunya, y los primeros datos que tenemos ponen de manifiesto que en nuestro entorno el derroche alimentario representa un 6,3% de los residuos municipales generados. Esta cifra representa un total de 262.471 toneladas por año, y equivale a 35 kg / persona / año, una cifra que no es comparable con la europea por su distinta metodología. Por sectores, el 58% se genera en los hogares, el 16% en la restauración y la hostelería y el 26% en la distribución al menor.

Con estos datos podremos avanzar en promover acciones de cara a su prevención, que no debemos olvidar que es la primera prioridad en la jerarquía de la gestión de los residuos, y que podemos aplicar tanto a nivel doméstico como en la restauración, el sector de la distribución o la industria alimentaria.

Creo, pues, que en momentos como el actual, en el que se constata que hay gente que pasa hambre, hay que tomar conciencia del tema y, entre todos, reflexionar por ejemplo, en el momento en que hacemos nuestras compras, en cómo conservamos los alimentos o los cocinamos, de tal forma que evitemos al máximo tirar productos alimenticios que luego se convertirán en residuos y que habrá que tratar adecuadamente con el coste asociado de su gestión. Además, hay que pensar que de cada 10.000 toneladas de residuos en general que evitamos, el ahorro de su gestión como residuo puede suponer unos dos millones de euros, coste al que habría que añadir el valor económico de los alimentos a precio de mercado. Director de la Agència de Residus

de Catalunya.