Hay que contarlo

Francesc Homs a su salida del Congreso tras la sesión constitutiva de la XII lesgislatura.

Francesc Homs a su salida del Congreso tras la sesión constitutiva de la XII lesgislatura. / periodico

Albert Sáez

Albert Sáez

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La era de la transparencia nace de la intersección entre el empoderamiento de las masas, la radicalidad democrática y la tecnología digital. La transparencia alimenta tanto el exhibicionismo como el vouyerismo. Pero también genera conductas virtuosas. Cualquier dirigente contemporáneo -empresarial, sindical, social, religioso o político- sabe que sus palabras, sus actos y sus componendas pueden llegar a la opinión pública en cualquier momento y no únicamente a través de los periódicos ni de los periodistas. Quienes entienden esta nueva época han cambiado de criterio ético: solo hacen lo que pueden contar. Lo inexplicable, es pecado. El último ejemplo de este nuevo paradigma lo hemos visto esta semana con el lamentable espectáculo de Francesc Homs negando la evidencia, su pacto con Rajoy para que algunos de los diputados de la vieja Convergència votaran a los vicepresidentes de C's y del PP en el Congreso. No hablaremos aquí del cinismo de todos los protagonistas de este episodio que glosó Neus Tomàs. Pero lo cierto es que el flamante presidente del grupo catalán en el Congreso ya tiene su foto en el Palace como esa de Duran Lleida que reaparece periódicamente en las redes cuando el exlíder de Unió abre la boca.

La falta de transparencia multiplica la suciedad que envuelve este episodio. ¿Era necesaria esta exhibición para conseguir un grupo parlamentario? ¿Por qué no explicarlo de esta misma manera? ¿Por qué Homs convirtió en clandestina su primera cita con el presidente del Gobierno en funciones? ¿Por qué no ha buscado el apoyo de otros grupos? La jugarreta de Homs ha reabierto el problema que tiene la CDC de Mas desde que se hizo independentista: la falta de credibilidad. Tantos sacrificios y heroicidades se van por la borda en menos de una semana. De entrada, la manera de gestionar el asunto va a subir el precio del apoyo de la CUP a Puigdemont en la moción de confianza. Y la cosa no va acabar allí. Homs ha aprovechado el interregno entre la nueva y la vieja CDC para conseguir el grupo propio y alguna cosa más para él y el resto de encausados por el 9-N. Le guste o no, tendrá que contarlo.