LA CLAVE

Hay partido

Las dos fallas surgidas entre las placas tectónicas del latifundio bipartidista sugieren que nada está escrito

ENRIC HERNÀNDEZ

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Lejos de remitir, el terremoto que supuso el pasado año la irrupción de Podemos en el panorama político español está registrando réplicas de mayor intensidad. Si el epicentro inicial se ubicó en el espectro del centro izquierda, causando cuantiosos daños al PSOE e IU, ahora es el espacio de centro derecha el que resulta sacudido por el auge de Ciutadans/Ciudadanos, que en solo cuatro meses se situaría detrás de Podemos como segunda fuerza en intención directa de voto en unas generales, quintuplicando la estimación de voto y acariciando los 60 escaños. Las dos fallas surgidas entre las placas tectónicas del latifundio bipartidista sugieren que nada está escrito con vistas a las legislativas de otoño. Ni siquiera la victoria del PP, aunque la den por segura el 44% de los encuestados por el GESOP para elaborar el Barómetro Político de España que hoy publicamos.

No logra atajar el PSOE la sangría de votos hacia los nuevos partidos, pero ahora Podemos se reparte el botín con la fuerza de Albert Rivera. Y, lo que es más significativo, el 21,3% de los antiguos electores del PP apoyaría hoy a Ciudadanos, que, al plantar sus reales en el centro político con la bandera del regeneracionismo, se erige como un catch all party más transversal que el partido de Pablo Iglesias, cuya doctrina izquierdista atemoriza al electorado conservador casi tanto como  a las élites  económicas del país.

Los efectos del 'caso Rato'

Junto a esos recelos, la creciente cuota de pantalla de Rivera y el notable resultado cosechado en Andalucía explican el fulgor de Ciudadanos, que se pondrá a prueba de nuevo en las elecciones territoriales del 24 de mayo y en el intrincado tablero de las alianzas poselectorales. Jugarán a su favor -pero también de Podemos y el PSOE- las reverberaciones del caso Rato (posterior a la realización de esta encuesta) que bien podrían apuntillar la declinante estrella de Mariano Rajoy.

Si ni el PP frena su desplome ni Podemos su repliegue, está por ver qué partido cruza primero la meta, con el consiguiente premio en escaños merced a la ley D'Hondt. Todavía hay partido, máxime si se tiene en cuenta que, esta vez, la gobernabilidad puede ser cosa de tres.