Pequeño observatorio

Ya no hay canción del verano

JOSEP MARIA ESPINÀS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

He pasado unos cuantos días de agosto en Barcelona y no he oído que subiera por el patio de casa la voz de ninguna mujer cantando una canción. De vez en cuando, sí, oía alguna voz femenina o de algún crío cuando era la hora de cenar. Las voces que, cuando las ventanas están abiertas, se acercan al pequeño rincón en el que escribo. Voces que el aire cálido hace extrañamente cercanas.

Cuando era adolescente, en verano oía como las criadas cantaban y sus voces subían patio arriba. Eran los años de la canción del verano. Aparecía, apadrinada por la radio, una canción sencilla y sentimental. Sí, se lavaban los platos a mano, se vigilaba si la olla ya hervía, se hacían las camas mientras se entonaba la canción que aquel verano se había puesto de moda.

Tengo la impresión de que, espontáneamente, ahora se canta muy poco. Quizá es que en el Eixample ya no hay muchas criadas. En todo caso, pienso que la canción, como compañía estimulante del trabajo y como cojín para ir pensando en otras cosasprácticamente ha desaparecido. Y hay que tener en cuenta que el género musical que hoy se impone no es tan simple ni, a menudo, tan fácilmente cantable como antes. Además, las melodías no suelen ser tan nítidas, y sobre todo, en las letras ya no domina un argumento emotivo.

Hoy tienen mucho éxito los grupos, que a menudo cantan en inglés, y además estos grupos se caracterizan por una presión acústica ejercida por la superposición de instrumentos eléctricos, que a menudo compiten entre sí. Las cocineras de antes podían imitar las diversas y a veces sensuales inflexiones de las voces de los cantantes. Las ondulaciones sonoras eran sencillas y fácilmente imitables.

El hecho es que he tenido, durante muchas horas, la ventana de mi despacho abierta y no he oído cantar a nadie. Eso sí, a través de un televisor lejano me ha llegado la poderosa presión sonora de algún grupo. «Los tiempos están cambiando». Ya lo dijo, cantando, Bob Dylan.