Hablemos de huesos y espinas

La explicación es rotunda. Entre 1950 y el 2010 el volumen de pesca ha aumentado de una manera muy notable: el 50%. Es una estimación de la universidad canadiense British Columbia. La pesca ilegal no ha sido contabilizada. Yo no he sido nunca pescador de caña, pero he visto a más de uno a lo largo de una playa o al pie de unas rocas. Si no recuerdo mal, existe un dicho popular que dice esto: «Pescador de caña, más pierde que gana».

Se lo debía inventar algún materialista, que solamente tenía en cuenta el resultado más bien pequeño de la pesca y olvidaba el placer que supone saber esperar. El arte de la paciencia. La sabiduría de pacificar el tiempo.

Nos alimentamos con dos clases de animales, o sea con las carnes y los pescados. Para comernos la mayoría de animales los tenemos que trocear, y algunos peces también, pero a mí me gustan, sobre todo, los peces pequeños, los peces que caben enteros en un plato. Admiro su línea, sus escamas, los colores de la piel, y muy poco profunda la línea de la espina que va desde la cabeza a la cola, que tiene algo de trazo de pintor.

La espina que se puede levantar, entera, con la punta del cuchillo, y que se pone aparte, en el plato, como una firma. La que acredita que el pescado es fresco.

Hay personas carnívoras y personas que no comen carne por principio. Mis respetos a todos aquellos que optan por un placer o por una idea en cualquier ámbito de la vida. Yo tengo un hermano que no come nunca pescado y recuerdo que traté durante los veranos con una chica que casi se mareaba cuando veía una carne cruda.

Cualquier aversión puede nacer de una mala experiencia o de una misteriosa reacción congénita. Y no solo en el campo de la gastronomía o la digestión.

Mi signo astrológico es Piscis. Peces. Y no sé nadar... Tal vez esto me ha ayudado en la vida a nadar en un mar de contradicciones, las mías propias y las de todos los demás.